El préstamo o donación de pandas es utilizado por el gobierno de China para conseguir objetivos diplomáticos y comerciales, así como para suavizar su imagen autoritaria en el exterior, advierte un informe del Servicio de Investigación del Congreso de Estados Unidos, en medio de un debate legislativo para acotar dicha política.
La diplomacia panda ha permitido al régimen chino ejercer cierta influencia sobre los gobiernos en temas como que sólo el Partido Comunista tiene el derecho a gobernar ese país o que el Tíbet y Taiwán son parte de China.
En el caso de México la diplomacia panda comenzó en la década de los años 70, cuando ambos países reanudaron sus relaciones, y sigue vigente.
El informe señala que entre 1972 y 1982, China ejerció la mayor diplomacia panda, otorgando ejemplares a países desarrollados como Estados Unidos, Francia, Gran Bretaña, Japón, Alemania y España; a naciones en desarrollo como México, en un gesto de buena voluntad tras el restablecimiento de relaciones diplomáticas con la República Popular.
Con la llegada de Xi Jinping al poder, en 2013, la diplomacia panda recobró el vigor que había perdido, sobre todo por cuestiones de conservación de la especie.
En los convenios para ceder a los osos pandas, el gobierno chino pone condiciones al país que recibe a los animales como dar una cuota a Pekin para financiar programas de conservación, que el préstamo sea de 15 años y en caso de que nazcan nuevos especímenes, estos sean de China.
Estas condiciones han generado un debate entre legisladores estadounidenses, dice el informe del Servicio de Investigación del Congreso estadounidense.
Algunos congresistas proponen que se termine con el monopolio chino sobre los pandas gigantes y otros prefieren que se siga pagando un millón de dólares anuales por cada pareja de osos que China otorga en préstamo.
Las discusiones incluyen, además, la desconfianza de que el gobierno chino esté utilizando los recursos económicos, destinados al estudio y conservación de los pandas para otro fines.
De acuerdo con el Servicio de Investigación del Congreso, algunas partes interesadas argumentan que los pandas deberían permanecer en Estados Unidos y no ser devueltos a China, como establecen los acuerdos, dada la contribución.
MÉXICO FUE EL PRIMERO EN AMÉRICA LATINA
Una de las mayores atracciones en los zoológicos, incluido el del Bosque de Chapultepec, en la Ciudad de México, son los osos panda gigantes.
Decenas de familias hacen largas filas para ver a estos carismáticos animales, que símbolo de ternura, pero también de la relación con China.
Nuestro país fue el primer destinatario de la diplomacia panda en América Latina en la década de los 70, incluso antes que Cuba o Chile, países que en ese tiempo eran ideológicamente afines a la nación asiática.
China necesitaba encontrar un camino hacia América Latina y la apertura de la embajada mexicana, en 1972, era importante para la estrategia, pues les permitía observar lo que ocurría en América, principalmente en la zona norte del continente que corresponde a Estados Unidos.
Tres años después, cuando el entonces presidente Luis Echeverría Álvarez pedía a la ONU que China recuperara su asiento en el organismo mundial llegó la donación de un par de pandas a México, que fueron bautizados con los nombres de Pe Pe y Ying Ying.
Después de 47 años, nuestro país está en el umbral de quedarse sin pandas por la edad de Xin Xin y Shuan Shuan, las hembras que viven en Chapultepec y que el pasado 15 de junio cumplieron 35 y 32 años de edad.
Estos ejemplares son los más longevos del mundo y los únicos que no pertenecen a China.
En 2017, Qiu Xiaoqi, en ese entonces embajador de China en México, participó en el evento Homenaje a los Pandas de la Ciudad de México a 42 años de la llegada de Pepe y Ying Ying.
Ahí, el diplomático afirmó que “los osos panda son los embajadores magníficos de amistad que unen a ambos países desde hace más de 40 años” y destacó que las relaciones bilaterales estaban mejor que nunca.
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