/ viernes 21 de mayo de 2021

No deben llamar monstruo a asesino serial de Atizapán: expertos

En el 85% de los casos de mujeres asesinadas, en promedio 3 o 5 de ellas intentaron denunciar para solicitar auxilio

No se le debe llamar “monstruo o asesino serial'', al presunto feminicida de Atizapán, Andrés “N”, ya que ello genera patologías. “La violencia, no es una patología, no es una enfermedad, sino una conducta aprendida, solapada, naturalizada y arraigada “y esa persona sin duda tiene muchos desequilibrios, pero se tienen que analizar, antes de cualquier apreciación”.

La violencia contra las mujeres es la forma más recurrente de violar sus derechos humanos. Es una forma de discriminarnos por ser mujeres. "Y personas como esas, hacen lo que quieren en contra de las mujeres, por la impunidad, porque se puede, porque las autoridades no actúan".

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La violencia es como el brazo armado del machismo y del patriarcado, manifestó Yndira Sandoval Sánchez, feminista y defensora de los derechos humanos. Y el Estado de México es el epicentro del Feminicidio, resaltó.

En entrevista con LA PRENSA, la fundadora de las Constituyentes Mx Feministas, aseguró que la autoridad no les importa defender a las mujeres, y ello se demuestra que en el 98% de las denuncias se encuentran en un estatus de impunidad, ni hay carpetas de investigación de cada caso, no hay un expediente único, no se aplican medidas cautelares, ni protección para las denunciantes.

Tampoco existe una red de referencia, que cuando una mujer llega a una instancia de prevención, la refieren a Fiscalía para un MP, este no le contesta a la instancia de prevención qué pasó con esa mujer, “ya no vuelves a saber de ella”.

En el 85% de los casos de mujeres asesinadas, en promedio 3 o 5 de ellas intentaron denunciar para solicitar auxilio, expresar que se sentían acosadas, violentadas, perseguidas u observadas.

La antropóloga social remarcó que uno de los delitos más graves de México es la impunidad y una justicia que deja sin reparar el 90% de los feminicidios y una respuesta policial insuficiente. Hay ausencia de políticas de prevención, “no detectaron a tiempo y quien detectó no hizo nada”.

En ese sentido resaltó la lamentable actuación de las autoridades competentes, aunque las mujeres acudan a denunciar no obtienen justicia. No hay una investigación no procedimientos con perspectiva de género, ni la debida diligencia, menos aún colocan en el centro a los derechos de la víctima.

No existe ninguna política de prevención de riesgos. No existe una cédula de identificación de riesgo feminicida, “en este país donde violan a dos mujeres cada hora, sólo de lo que se tiene registro porque sólo 8 de cada cien violadas o abusadas sexualmente denuncian”, detalló.

La ex directora del Instituto de las Mujeres refirió lo peligroso de vivir en México, donde matan un promedio a más de 10.5 mujeres al día, aunque menos de tres de estos casos se investigan como feminicidio. “Pero tampoco hay un padrón de agresores”, citó.

Comentó que el populismo punitivista en este tema no va acompañado de políticas de prevención, las mujeres estamos en una orfandad institucional, con 75% menos de presupuesto en el Instituto de las Mujeres; falta personal en la Comisión Nacional para Prevenir y Erradicar la Violencia Contra las Mujeres.

La integrante de Observatoria Todas Mx subrayó que la violencia contra las mujeres en México se genera en un contexto de impunidad basado en un sistema patriarcal, de desigualdad y exclusión social, en un contexto donde el Estado de Derecho es sumamente débil.

En su opinión, las autoridades deben reconocer constitucionalmente el derecho humano de las mujeres a un derecho a una vida libre de violencia y discriminación, sólo se tiene a nivel del Ley. Y aplicar políticas públicas transversales con perspectiva de género.

Así como suficiencia presupuestal “porque lo que no tiene recursos, sólo es discurso”, programas de prevención, nacionales, estatales y municipales. Y se pronunció por limpiar las instituciones de agresores.

La fundadora de Las Constituyentes MX alertó que hay toda una andanada de expulsar a las mujeres de la humanidad, cada vez es más cruel, más inhumana la forma en que las matan, asesinan con tanta saña, en todos lados hay ataques…. No hay un lugar seguro para nosotras”.

La ex directora de las 16 unidades de atención Instituto de las Mujeres de la Ciudad de México, hoy ya secretaría”, afirmó, “nos quieren exterminar… no nos reconocen de iguales… porque se puede violentar, la puedo violar, porque es mujer”.

PERSONALIDAD ANTISOCIAL NO ES TAN INFRECUENTE COMO SE PIENSA: DAVIS COOPER

En la mancha urbana de la Zona Metropolitana del Valle de México, muy probablemente hay de 20 a 30 personas que pueden estar cometiendo los mismos actos que el asesino serial de Atizapán, porque este tipo de personalidad antisocial no es tan infrecuente como se piensa.

Así lo declaró el doctor Davis Cooper Bribiesca, especialista en psiquiatría clínica, quien estimó que alrededor del 1% de la población en general presenta trastorno de personalidad antisocial, siendo mucho más frecuente en hombres que en mujeres, en una relación de diez varones por una mujer.

El especialista aclaró, sin embargo, que no todas las personas con trastorno antisocial llegarán a cometer actos tan aberrantes como el asesino de Atizapán.

Indicó que, si las personas con este tipo de rasgos de personalidad reciben una educación nutritiva y no están expuestos a ambientes tóxicos, pueden canalizar estas características positivamente y ser de gran utilidad para la sociedad.

En México se han registrado siete casos de asesinos seriales, parecen pocos, pero muy probablemente hay 15 o 20 más, pero no los podemos encontrar, porque son individuos que tienen muy bien hecha su estructura para hacerlo y no ser encontrados, indicó el especialista.

Sobre las causas que llevan a una persona a cometer este tipo de actos tan terroríficos, el doctor Cooper Bribiesca indicó que es difícil saberlo, porque en ello, intervienen factores sociales, ambientales, incluso biológicos y el mismo entorno familiar.

El doctor Davis Cooper señaló que este tipo de personalidades suelen aparecer en los extremos sociales; es decir, en los niveles socioeconómicos altos o muy bajos, por lo que son poco frecuente en la clase media.

“Estos perfiles aparecen en los niveles económicos bajos, porque suelen ser individuos que están expuestos a situaciones de violencia constante que los hace perder la sensibilidad hacia cierto tipo de actos y conductas. También aparecen en medios socioeconómicos altos, que los expone a un tipo de violencia por la impunidad a que son acreedores, porque hacen lo que quieren y no pasa nada”, apuntó.

Son personas que no tienen empatía y ven a los demás como objetos, no como iguales. “Muchas veces podemos estar con gente así, las casas están repletas de este tipo de personalidades, pero eso no significa que lleguen a cometer actos criminales”, subrayó.

Cuestionado sí este tipo de personalidades se empiezan a desarrollar desde la niñez, el doctor Cooper señaló: “uno de los criterios para definir la conducta antisocial es que la persona haya empezado con este tipo de comportamiento antes de los 15 años de edad”.

“La personalidad se construye en la infancia y en la adolescencia se va cristalizando cómo va a ser la persona, se trata de niños que tienden a ser muy problemáticos que maltratan a los animales, generalmente son pirómanos (les gusta prender fuego) y algo muy curioso es que son niños que mojan la cama”, explicó el especialista al reiterar que estas personalidades pueden ser bien canalizadas con una educación nutritiva.

Explicó que se trata de personas que pueden funcionar dentro de la sociedad, a diferencia de los pacientes psiquiátricos, porque se integran “con una máscara que deben mostrar para engañar y que nadie imagine lo qué están haciendo”, apuntó.

Se le preguntó al doctor Davis Cooper qué enseñanza o reflexión debe dejar a la sociedad este tipo de casos. “Como sociedad nos debemos de cuidar el uno al otro, como si fuéramos una tribu, porque esa es la única forma de cuidarnos de estas personas que son como los depredadores del propio ser humano”, señaló.

Otro aspecto fundamental, consideró, es que la sociedad trabaje en la formación de ambientes que nutran a las personas, a fin de reducir al mínimo la posibilidad de que surjan este tipo de personalidades.


Con información de Genoveva Ortíz



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No se le debe llamar “monstruo o asesino serial'', al presunto feminicida de Atizapán, Andrés “N”, ya que ello genera patologías. “La violencia, no es una patología, no es una enfermedad, sino una conducta aprendida, solapada, naturalizada y arraigada “y esa persona sin duda tiene muchos desequilibrios, pero se tienen que analizar, antes de cualquier apreciación”.

La violencia contra las mujeres es la forma más recurrente de violar sus derechos humanos. Es una forma de discriminarnos por ser mujeres. "Y personas como esas, hacen lo que quieren en contra de las mujeres, por la impunidad, porque se puede, porque las autoridades no actúan".

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La violencia es como el brazo armado del machismo y del patriarcado, manifestó Yndira Sandoval Sánchez, feminista y defensora de los derechos humanos. Y el Estado de México es el epicentro del Feminicidio, resaltó.

En entrevista con LA PRENSA, la fundadora de las Constituyentes Mx Feministas, aseguró que la autoridad no les importa defender a las mujeres, y ello se demuestra que en el 98% de las denuncias se encuentran en un estatus de impunidad, ni hay carpetas de investigación de cada caso, no hay un expediente único, no se aplican medidas cautelares, ni protección para las denunciantes.

Tampoco existe una red de referencia, que cuando una mujer llega a una instancia de prevención, la refieren a Fiscalía para un MP, este no le contesta a la instancia de prevención qué pasó con esa mujer, “ya no vuelves a saber de ella”.

En el 85% de los casos de mujeres asesinadas, en promedio 3 o 5 de ellas intentaron denunciar para solicitar auxilio, expresar que se sentían acosadas, violentadas, perseguidas u observadas.

La antropóloga social remarcó que uno de los delitos más graves de México es la impunidad y una justicia que deja sin reparar el 90% de los feminicidios y una respuesta policial insuficiente. Hay ausencia de políticas de prevención, “no detectaron a tiempo y quien detectó no hizo nada”.

En ese sentido resaltó la lamentable actuación de las autoridades competentes, aunque las mujeres acudan a denunciar no obtienen justicia. No hay una investigación no procedimientos con perspectiva de género, ni la debida diligencia, menos aún colocan en el centro a los derechos de la víctima.

No existe ninguna política de prevención de riesgos. No existe una cédula de identificación de riesgo feminicida, “en este país donde violan a dos mujeres cada hora, sólo de lo que se tiene registro porque sólo 8 de cada cien violadas o abusadas sexualmente denuncian”, detalló.

La ex directora del Instituto de las Mujeres refirió lo peligroso de vivir en México, donde matan un promedio a más de 10.5 mujeres al día, aunque menos de tres de estos casos se investigan como feminicidio. “Pero tampoco hay un padrón de agresores”, citó.

Comentó que el populismo punitivista en este tema no va acompañado de políticas de prevención, las mujeres estamos en una orfandad institucional, con 75% menos de presupuesto en el Instituto de las Mujeres; falta personal en la Comisión Nacional para Prevenir y Erradicar la Violencia Contra las Mujeres.

La integrante de Observatoria Todas Mx subrayó que la violencia contra las mujeres en México se genera en un contexto de impunidad basado en un sistema patriarcal, de desigualdad y exclusión social, en un contexto donde el Estado de Derecho es sumamente débil.

En su opinión, las autoridades deben reconocer constitucionalmente el derecho humano de las mujeres a un derecho a una vida libre de violencia y discriminación, sólo se tiene a nivel del Ley. Y aplicar políticas públicas transversales con perspectiva de género.

Así como suficiencia presupuestal “porque lo que no tiene recursos, sólo es discurso”, programas de prevención, nacionales, estatales y municipales. Y se pronunció por limpiar las instituciones de agresores.

La fundadora de Las Constituyentes MX alertó que hay toda una andanada de expulsar a las mujeres de la humanidad, cada vez es más cruel, más inhumana la forma en que las matan, asesinan con tanta saña, en todos lados hay ataques…. No hay un lugar seguro para nosotras”.

La ex directora de las 16 unidades de atención Instituto de las Mujeres de la Ciudad de México, hoy ya secretaría”, afirmó, “nos quieren exterminar… no nos reconocen de iguales… porque se puede violentar, la puedo violar, porque es mujer”.

PERSONALIDAD ANTISOCIAL NO ES TAN INFRECUENTE COMO SE PIENSA: DAVIS COOPER

En la mancha urbana de la Zona Metropolitana del Valle de México, muy probablemente hay de 20 a 30 personas que pueden estar cometiendo los mismos actos que el asesino serial de Atizapán, porque este tipo de personalidad antisocial no es tan infrecuente como se piensa.

Así lo declaró el doctor Davis Cooper Bribiesca, especialista en psiquiatría clínica, quien estimó que alrededor del 1% de la población en general presenta trastorno de personalidad antisocial, siendo mucho más frecuente en hombres que en mujeres, en una relación de diez varones por una mujer.

El especialista aclaró, sin embargo, que no todas las personas con trastorno antisocial llegarán a cometer actos tan aberrantes como el asesino de Atizapán.

Indicó que, si las personas con este tipo de rasgos de personalidad reciben una educación nutritiva y no están expuestos a ambientes tóxicos, pueden canalizar estas características positivamente y ser de gran utilidad para la sociedad.

En México se han registrado siete casos de asesinos seriales, parecen pocos, pero muy probablemente hay 15 o 20 más, pero no los podemos encontrar, porque son individuos que tienen muy bien hecha su estructura para hacerlo y no ser encontrados, indicó el especialista.

Sobre las causas que llevan a una persona a cometer este tipo de actos tan terroríficos, el doctor Cooper Bribiesca indicó que es difícil saberlo, porque en ello, intervienen factores sociales, ambientales, incluso biológicos y el mismo entorno familiar.

El doctor Davis Cooper señaló que este tipo de personalidades suelen aparecer en los extremos sociales; es decir, en los niveles socioeconómicos altos o muy bajos, por lo que son poco frecuente en la clase media.

“Estos perfiles aparecen en los niveles económicos bajos, porque suelen ser individuos que están expuestos a situaciones de violencia constante que los hace perder la sensibilidad hacia cierto tipo de actos y conductas. También aparecen en medios socioeconómicos altos, que los expone a un tipo de violencia por la impunidad a que son acreedores, porque hacen lo que quieren y no pasa nada”, apuntó.

Son personas que no tienen empatía y ven a los demás como objetos, no como iguales. “Muchas veces podemos estar con gente así, las casas están repletas de este tipo de personalidades, pero eso no significa que lleguen a cometer actos criminales”, subrayó.

Cuestionado sí este tipo de personalidades se empiezan a desarrollar desde la niñez, el doctor Cooper señaló: “uno de los criterios para definir la conducta antisocial es que la persona haya empezado con este tipo de comportamiento antes de los 15 años de edad”.

“La personalidad se construye en la infancia y en la adolescencia se va cristalizando cómo va a ser la persona, se trata de niños que tienden a ser muy problemáticos que maltratan a los animales, generalmente son pirómanos (les gusta prender fuego) y algo muy curioso es que son niños que mojan la cama”, explicó el especialista al reiterar que estas personalidades pueden ser bien canalizadas con una educación nutritiva.

Explicó que se trata de personas que pueden funcionar dentro de la sociedad, a diferencia de los pacientes psiquiátricos, porque se integran “con una máscara que deben mostrar para engañar y que nadie imagine lo qué están haciendo”, apuntó.

Se le preguntó al doctor Davis Cooper qué enseñanza o reflexión debe dejar a la sociedad este tipo de casos. “Como sociedad nos debemos de cuidar el uno al otro, como si fuéramos una tribu, porque esa es la única forma de cuidarnos de estas personas que son como los depredadores del propio ser humano”, señaló.

Otro aspecto fundamental, consideró, es que la sociedad trabaje en la formación de ambientes que nutran a las personas, a fin de reducir al mínimo la posibilidad de que surjan este tipo de personalidades.


Con información de Genoveva Ortíz



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