/ domingo 6 de octubre de 2024

Sedena sale de compras: adquiere enseres para damnificados por más de mil 400 mdp

Licita la compra de miles de estufas, refrigeradores, licuadoras y colchones con un valor total de hasta mil 401 millones de pesos

En plena temporada de huracanes, la Secretaría de la Defensa Nacional (Sedena) pactó la compra de enseres domésticos como estufas, refrigeradores, licuadoras, baterías de cocina, ventiladores y colchones, para atender emergencias ocasionadas por desastres naturales, por un monto máximo de mil 401 millones de pesos.

La Sedena lanzó la licitación pública a principios de agosto pasado, más de dos meses después del inicio de la temporada de huracanes, que la Oficina de Administración Oceánica y Atmosférica de Estados Unidos (NOAA, por sus sigla en inglés) anticipó será extraordinaria para el Atlántico, con hasta 50 por ciento más fenómenos que el promedio, según el Servicio Meteorológico Nacional (SMN). Para el Pacífico, este mismo organismo previó hasta 10 por ciento más eventos.

En este contexto, la Sedena acordó con cinco empresas la compra de los enseres: Controladora Mabe SA de CV; Taurus - España SA de CV; Comercializadora de insumos Vía Láctea SA de CV; Plásticos y Blancos La Feria SA de CV; y Colchones Pro SA de CV.

De acuerdo con los seis contratos incluidos en el expediente E-2024-00083259 de la plataforma CompraNet (vigentes hasta el 31 de diciembre), con Mabe pactó la compra de entre 70 mil y 90 mil refrigeradores y la misma cantidad de estufas, con precios unitarios de seis mil 350 pesos y dos mil 910 pesos, respectivamente. En todos los casos, los precios son sin IVA.

También pactó las mismas cantidades (máxima y mínima) de ventiladores, con Taurus, en un precio de 470 pesos cada pieza; juegos de batería de cocina de 563 pesos, con Comercializadora de Insumos Vía Láctea; licuadoras, de 560 pesos cada una, con la empresa Plásticos y Blancos La Feria. Además, hasta 90 mil colchones matrimoniales con la empresa Colchones Pro, con un precio unitario de dos mil 566 pesos.

La compra de enseres por parte de la Sedena es una de las tareas que asumió al extinguirse por decreto presidencial el Fondo de Desastres Naturales (Fonden).

Puede interesarte: Declaran emergencia en Acapulco y otros 8 municipios de Guerrero

El 6 de noviembre de 2020 se publicó en el Diario Oficial de la Federación un decreto firmado por el expresidente Andrés Manuel López Obrador por el que inició el proceso de extinción de 108 fideicomisos, incluido el fideicomiso del Fondo de Desastres Naturales (Fonden). Según la publicación, los remanentes que había en el fideicomiso se reintegraron a la Tesorería de la Federación.

Un mes después de esta publicación, en los primeros días de diciembre de ese año,la Secretaría de la Defensa realizó la primera compra de enseres para atender de manera urgente a los miles de damnificados de Tabasco por la peor inundación de la década, ocurrida en los primeros días de noviembre. Con esa primera compra, la Sedena asumió por primera vez una tarea que tenía el Fonden.

A pesar de la desaparición de este fideicomiso, cada año se mantuvo una partida presupuestaria con el mismo nombre, Fonden, en el Ramo 23 “Provisiones Salariales y Económicas” del Presupuesto de Egresos de la Federación (PEF).


Para este año, al Fonden se le asignaron 17 mil 984 millones 761 mil 420 pesos. El año previo, en 2023 cuando impactaron en México ciclones como Otis, el Fondo de Desastres Naturales contaba con más de 17 mil 156 millones de pesos.

Sin embargo, de acuerdo con datos de la Cuenta Pública federal, consultados por El Sol de México, los recursos del Fonden son subejercidos, e incluso reincorporados a la Tesorería de la Federación para ser utilizados en otros rubros.

Por ejemplo, en 2023, el Gobierno Federal informó un gasto de al menos 61 mil 313 millones de pesos para atender los estragos que causó Otis en Guerrero, y de los 17.1 mil millones que tenía el Fonden no se reportaron recursos utilizados.

De hecho, de acuerdo con el informe de Adecuaciones presupuestarias y recursos transferidos a otras dependencias, de la Cuenta Pública 2023, el Ramo 23, en donde se incluye el Fonden, tuvo diversas adecuaciones presupuestarias para transferir recursos públicos a otras áreas, principalmente proyectos de infraestructura.

Foto Cortesía


Para el especialista del Instituto Mexicano para la Competitividad (IMCO), Jesús Carrillo, la desaparición de la figura de fideicomiso del Fonden hace imposible utilizar los recursos asignados al Fondo de manera plurianual, además de que, en caso de que se requieran más recursos de los asignados para atender un desastre natural, otras dependencias tendrían que distorsionar su presupuesto con ese fin.

En entrevista con este diario explicó que la figura de fideicomiso funcionaba como una bolsa a la que cada año se le asignaban recursos que, si no se utilizaban, se iban acumulando. Actualmente, al no ser fideicomiso y permanecer sólo como figura presupuestaria, los recursos se asignan cada año y si no se erogan regresan a la Hacienda Pública.

“Al eliminar el fideicomiso tienes un problema doble; por un lado, dentro del año en cuestión se asignan recursos y ya si no se usan se regresan a la Tesorería de la Federación y al año que entra se vuelve a empezar (...) ¿qué es lo que pasa?, que en casos como el de Otis, cuando tú tengas unos montos (por gastar) muy superiores a los presupuestados, las dependencias van a tener que distorsionar el presupuesto”, expuso.

“Lo que te permitía el fideicomiso es no estar distorsionando la ejecución del presupuesto”, detalló.

En este sentido, dependencias que atienden emergencias naturales como la Sedena, utilizan partidas presupuestarias de su propia bolsa para adquirir enseres como refrigeradores, estufas, ventiladores, colchones, licuadoras y baterías de cocina.

Temporada de desastres

Para la temporada de huracanes de este año, la Comisión Nacional del Agua (Conagua) pronosticó la formación de hasta 41 huracanes: entre 15 y 18 en el océano Pacífico y entre 20 y 23 en el Atlántico.

De éstos, 10 ya se desarrollaron en el Pacífico y 12 en el Atlántico. En las aguas del Pacífico, el huracán Gilma alcanzó una intensidad de categoría 3 en la escala Saffir-Simpson y se desarrolló entre el 18 y el 27 de agosto pasado, sin embargo, no tocó tierra en México. No obstante, un mes más tarde el ciclón John impactó en dos ocasiones las costas mexicanas.

En las aguas del Atlántico, el huracán Beryl, desarrollado entre el 28 de junio y el 8 de julio, alcanzó categoría de nivel 3, pero cuando tocó tierra en Quintana Roo, lo hizo como ciclón nivel 1. Posteriormente, entre el 23 y 27 de septiembre, el huracán Helene impactó principalmente en tierras estadounidenses, mientras que actualmente Kirk se encuentra en desarrollo como huracán de categoría 4 a más de cuatro mil kilómetros al este de Cancún.

Entre dichas tempestades, el ciclón tropical John fue el que más daños provocó en México, principalmente en el estado de Guerrero, donde se estima que tras su impacto y por las lluvias e inundaciones generadas, 39 mil 941 casas resultaron afectadas, y 127 mil 844 personas quedaron damnificadas, según datos de la Coordinación Nacional de Protección Civil.

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El impacto de John como huracán categoría 3 en las costas guerrerenses, el 23 de septiembre pasado, ocurrió a casi un año de que Otis tocó tierra en el mismo estado como ciclón categoría 5, causando daños que se tradujeron en más de 270 mil viviendas dañadas; 600 hoteles afectados; medio millón de personas damnificadas; y 10 mil millones de dólares -o alrededor de 192 mil millones de pesos- en pérdidas económicas.

Hasta el 5 de octubre, el huracán que más siniestros dejó a su paso fue John. El viernes 4 de octubre la presidenta Claudia Sheinbaum anunció que la Secretaría del Bienestar daría inicio al censo de daños y damnificados en Guerrero, Oaxaca y Michoacán.

En plena temporada de huracanes, la Secretaría de la Defensa Nacional (Sedena) pactó la compra de enseres domésticos como estufas, refrigeradores, licuadoras, baterías de cocina, ventiladores y colchones, para atender emergencias ocasionadas por desastres naturales, por un monto máximo de mil 401 millones de pesos.

La Sedena lanzó la licitación pública a principios de agosto pasado, más de dos meses después del inicio de la temporada de huracanes, que la Oficina de Administración Oceánica y Atmosférica de Estados Unidos (NOAA, por sus sigla en inglés) anticipó será extraordinaria para el Atlántico, con hasta 50 por ciento más fenómenos que el promedio, según el Servicio Meteorológico Nacional (SMN). Para el Pacífico, este mismo organismo previó hasta 10 por ciento más eventos.

En este contexto, la Sedena acordó con cinco empresas la compra de los enseres: Controladora Mabe SA de CV; Taurus - España SA de CV; Comercializadora de insumos Vía Láctea SA de CV; Plásticos y Blancos La Feria SA de CV; y Colchones Pro SA de CV.

De acuerdo con los seis contratos incluidos en el expediente E-2024-00083259 de la plataforma CompraNet (vigentes hasta el 31 de diciembre), con Mabe pactó la compra de entre 70 mil y 90 mil refrigeradores y la misma cantidad de estufas, con precios unitarios de seis mil 350 pesos y dos mil 910 pesos, respectivamente. En todos los casos, los precios son sin IVA.

También pactó las mismas cantidades (máxima y mínima) de ventiladores, con Taurus, en un precio de 470 pesos cada pieza; juegos de batería de cocina de 563 pesos, con Comercializadora de Insumos Vía Láctea; licuadoras, de 560 pesos cada una, con la empresa Plásticos y Blancos La Feria. Además, hasta 90 mil colchones matrimoniales con la empresa Colchones Pro, con un precio unitario de dos mil 566 pesos.

La compra de enseres por parte de la Sedena es una de las tareas que asumió al extinguirse por decreto presidencial el Fondo de Desastres Naturales (Fonden).

Puede interesarte: Declaran emergencia en Acapulco y otros 8 municipios de Guerrero

El 6 de noviembre de 2020 se publicó en el Diario Oficial de la Federación un decreto firmado por el expresidente Andrés Manuel López Obrador por el que inició el proceso de extinción de 108 fideicomisos, incluido el fideicomiso del Fondo de Desastres Naturales (Fonden). Según la publicación, los remanentes que había en el fideicomiso se reintegraron a la Tesorería de la Federación.

Un mes después de esta publicación, en los primeros días de diciembre de ese año,la Secretaría de la Defensa realizó la primera compra de enseres para atender de manera urgente a los miles de damnificados de Tabasco por la peor inundación de la década, ocurrida en los primeros días de noviembre. Con esa primera compra, la Sedena asumió por primera vez una tarea que tenía el Fonden.

A pesar de la desaparición de este fideicomiso, cada año se mantuvo una partida presupuestaria con el mismo nombre, Fonden, en el Ramo 23 “Provisiones Salariales y Económicas” del Presupuesto de Egresos de la Federación (PEF).


Para este año, al Fonden se le asignaron 17 mil 984 millones 761 mil 420 pesos. El año previo, en 2023 cuando impactaron en México ciclones como Otis, el Fondo de Desastres Naturales contaba con más de 17 mil 156 millones de pesos.

Sin embargo, de acuerdo con datos de la Cuenta Pública federal, consultados por El Sol de México, los recursos del Fonden son subejercidos, e incluso reincorporados a la Tesorería de la Federación para ser utilizados en otros rubros.

Por ejemplo, en 2023, el Gobierno Federal informó un gasto de al menos 61 mil 313 millones de pesos para atender los estragos que causó Otis en Guerrero, y de los 17.1 mil millones que tenía el Fonden no se reportaron recursos utilizados.

De hecho, de acuerdo con el informe de Adecuaciones presupuestarias y recursos transferidos a otras dependencias, de la Cuenta Pública 2023, el Ramo 23, en donde se incluye el Fonden, tuvo diversas adecuaciones presupuestarias para transferir recursos públicos a otras áreas, principalmente proyectos de infraestructura.

Foto Cortesía


Para el especialista del Instituto Mexicano para la Competitividad (IMCO), Jesús Carrillo, la desaparición de la figura de fideicomiso del Fonden hace imposible utilizar los recursos asignados al Fondo de manera plurianual, además de que, en caso de que se requieran más recursos de los asignados para atender un desastre natural, otras dependencias tendrían que distorsionar su presupuesto con ese fin.

En entrevista con este diario explicó que la figura de fideicomiso funcionaba como una bolsa a la que cada año se le asignaban recursos que, si no se utilizaban, se iban acumulando. Actualmente, al no ser fideicomiso y permanecer sólo como figura presupuestaria, los recursos se asignan cada año y si no se erogan regresan a la Hacienda Pública.

“Al eliminar el fideicomiso tienes un problema doble; por un lado, dentro del año en cuestión se asignan recursos y ya si no se usan se regresan a la Tesorería de la Federación y al año que entra se vuelve a empezar (...) ¿qué es lo que pasa?, que en casos como el de Otis, cuando tú tengas unos montos (por gastar) muy superiores a los presupuestados, las dependencias van a tener que distorsionar el presupuesto”, expuso.

“Lo que te permitía el fideicomiso es no estar distorsionando la ejecución del presupuesto”, detalló.

En este sentido, dependencias que atienden emergencias naturales como la Sedena, utilizan partidas presupuestarias de su propia bolsa para adquirir enseres como refrigeradores, estufas, ventiladores, colchones, licuadoras y baterías de cocina.

Temporada de desastres

Para la temporada de huracanes de este año, la Comisión Nacional del Agua (Conagua) pronosticó la formación de hasta 41 huracanes: entre 15 y 18 en el océano Pacífico y entre 20 y 23 en el Atlántico.

De éstos, 10 ya se desarrollaron en el Pacífico y 12 en el Atlántico. En las aguas del Pacífico, el huracán Gilma alcanzó una intensidad de categoría 3 en la escala Saffir-Simpson y se desarrolló entre el 18 y el 27 de agosto pasado, sin embargo, no tocó tierra en México. No obstante, un mes más tarde el ciclón John impactó en dos ocasiones las costas mexicanas.

En las aguas del Atlántico, el huracán Beryl, desarrollado entre el 28 de junio y el 8 de julio, alcanzó categoría de nivel 3, pero cuando tocó tierra en Quintana Roo, lo hizo como ciclón nivel 1. Posteriormente, entre el 23 y 27 de septiembre, el huracán Helene impactó principalmente en tierras estadounidenses, mientras que actualmente Kirk se encuentra en desarrollo como huracán de categoría 4 a más de cuatro mil kilómetros al este de Cancún.

Entre dichas tempestades, el ciclón tropical John fue el que más daños provocó en México, principalmente en el estado de Guerrero, donde se estima que tras su impacto y por las lluvias e inundaciones generadas, 39 mil 941 casas resultaron afectadas, y 127 mil 844 personas quedaron damnificadas, según datos de la Coordinación Nacional de Protección Civil.

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El impacto de John como huracán categoría 3 en las costas guerrerenses, el 23 de septiembre pasado, ocurrió a casi un año de que Otis tocó tierra en el mismo estado como ciclón categoría 5, causando daños que se tradujeron en más de 270 mil viviendas dañadas; 600 hoteles afectados; medio millón de personas damnificadas; y 10 mil millones de dólares -o alrededor de 192 mil millones de pesos- en pérdidas económicas.

Hasta el 5 de octubre, el huracán que más siniestros dejó a su paso fue John. El viernes 4 de octubre la presidenta Claudia Sheinbaum anunció que la Secretaría del Bienestar daría inicio al censo de daños y damnificados en Guerrero, Oaxaca y Michoacán.

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