/ lunes 1 de julio de 2024

Vecinos de Tlanalapa buscan rescatar la festividad en honor a San Juan Bautista 

Las ruinas de la exhacienda de San Juan Ayahualulco, envuelven un profundo sincretismo entre quienes habitaron durante la época prehispánica y el periodo posterior a la Conquista 

Se atribuye la advocación de la entonces hacienda de San Juan Ayahualulco, en el municipio de Tlanalapa, a San Juan Bautista, a quien se celebra cada 24 de junio, y donde, con base a investigaciones de Heriberto Castillo, historiador local, la conmemoración en honor a este santo tiene antecedentes desde el siglo 18, pero que, los vestigios hallados en la zona, los ritos ceremoniales en torno a las deidades del agua, pudieron originarse desde la época prehispánica, es por ello que, vecinos de esta localidad, buscan rescatar esta fiesta que amenaza con desaparecer.

El investigador, refirió que, actualmente, el Comité de la Festividad a San Juan Bautista, ha realizado esta celebración cristiana de manera ininterrumpida desde hace 34 años, exceptuando el periodo por la pandemia de la Covid-19, y que, en la búsqueda de reafirmar esta tradición que pudo iniciarse entre los años 1700 y 1800, están realizando una investigación documental, en el que se han hecho diversos hallazgos que van desde la hipótesis de que algunas de las rocas con las que fueron creados los paredones pudieron pertenecer a basamentos prehispánicos hasta que en esta zona cuenta con vestigios de culturas previas a los mexicas.

Señaló que la información documental con la que se cuenta, refiere que antes de que, en la zona, se denominara y se reconociera como un antiguo Camino Real, las áreas limítrofes en especial las que se ubican más próximas al Estado de México y Tepeapulco, fungieron como vías de paso en 1521, cuando la ciudad indígena de México-Tenochtitlan -hoy Ciudad de México, fue capturada luego de un estado de sitio y batallas encarnizadas que se prolongaron durante tres meses.

En este sentido señaló que, Tlanalapa, se convirtió en un entorno inmediato muy relevante ya que en esta zona existió un Camino Real, que atendía a una ruta prehispánica considerada como la vía de comunicación más rápida hacia el Golfo de México.

“En los tiempos de la conquista española, esta región resultó de importancia estratégica para los españoles por su ubicación, cerca de Tenochtitlan, capital del Imperio Mexica. Una vez consumada la conquista de México-Tenochtitlan, los pueblos colindantes fueron entregados en encomienda a los españoles”.

Mencionó que, este proceso de sincretismo cultural, fue el que llevó a determinar la advocación de la exhacienda, pues se sabe que en la zona, existieron cajetes y aljibes con los cuales se dotaba de agua a esta región desde la época prehispánica y por ello se determinó que su santo fuera San Juan Bautista.

Aseguró que en la zona aún pueden hallarse vestigios arqueológicos de cerámica, obsidiana y piedra labrada, además de que también se han localizado conchas, que dan testimonio de que Tlanalapa y sus alrededores fueron usados como una vía de paso hacia lo que ahora son estados como Veracruz e incluso Tabasco, entre estas algunas piezas, como rostros que sugieren la adoración a dioses relacionados con la lluvia y el agua.

El historiador, refirió que estos antecedentes refuerzan el deseo de los residentes del municipio por continuar con la festividad patronal, que, por el desánimo, podría desaparecer, y que, aunque la exhacienda ahora sean solo ruinas, llevan consigo un profundo legado histórico y el sincretismo entre las culturas prehispánicas y de quienes habitaron la zona después de la Conquista.


Se atribuye la advocación de la entonces hacienda de San Juan Ayahualulco, en el municipio de Tlanalapa, a San Juan Bautista, a quien se celebra cada 24 de junio, y donde, con base a investigaciones de Heriberto Castillo, historiador local, la conmemoración en honor a este santo tiene antecedentes desde el siglo 18, pero que, los vestigios hallados en la zona, los ritos ceremoniales en torno a las deidades del agua, pudieron originarse desde la época prehispánica, es por ello que, vecinos de esta localidad, buscan rescatar esta fiesta que amenaza con desaparecer.

El investigador, refirió que, actualmente, el Comité de la Festividad a San Juan Bautista, ha realizado esta celebración cristiana de manera ininterrumpida desde hace 34 años, exceptuando el periodo por la pandemia de la Covid-19, y que, en la búsqueda de reafirmar esta tradición que pudo iniciarse entre los años 1700 y 1800, están realizando una investigación documental, en el que se han hecho diversos hallazgos que van desde la hipótesis de que algunas de las rocas con las que fueron creados los paredones pudieron pertenecer a basamentos prehispánicos hasta que en esta zona cuenta con vestigios de culturas previas a los mexicas.

Señaló que la información documental con la que se cuenta, refiere que antes de que, en la zona, se denominara y se reconociera como un antiguo Camino Real, las áreas limítrofes en especial las que se ubican más próximas al Estado de México y Tepeapulco, fungieron como vías de paso en 1521, cuando la ciudad indígena de México-Tenochtitlan -hoy Ciudad de México, fue capturada luego de un estado de sitio y batallas encarnizadas que se prolongaron durante tres meses.

En este sentido señaló que, Tlanalapa, se convirtió en un entorno inmediato muy relevante ya que en esta zona existió un Camino Real, que atendía a una ruta prehispánica considerada como la vía de comunicación más rápida hacia el Golfo de México.

“En los tiempos de la conquista española, esta región resultó de importancia estratégica para los españoles por su ubicación, cerca de Tenochtitlan, capital del Imperio Mexica. Una vez consumada la conquista de México-Tenochtitlan, los pueblos colindantes fueron entregados en encomienda a los españoles”.

Mencionó que, este proceso de sincretismo cultural, fue el que llevó a determinar la advocación de la exhacienda, pues se sabe que en la zona, existieron cajetes y aljibes con los cuales se dotaba de agua a esta región desde la época prehispánica y por ello se determinó que su santo fuera San Juan Bautista.

Aseguró que en la zona aún pueden hallarse vestigios arqueológicos de cerámica, obsidiana y piedra labrada, además de que también se han localizado conchas, que dan testimonio de que Tlanalapa y sus alrededores fueron usados como una vía de paso hacia lo que ahora son estados como Veracruz e incluso Tabasco, entre estas algunas piezas, como rostros que sugieren la adoración a dioses relacionados con la lluvia y el agua.

El historiador, refirió que estos antecedentes refuerzan el deseo de los residentes del municipio por continuar con la festividad patronal, que, por el desánimo, podría desaparecer, y que, aunque la exhacienda ahora sean solo ruinas, llevan consigo un profundo legado histórico y el sincretismo entre las culturas prehispánicas y de quienes habitaron la zona después de la Conquista.


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