Valle del Mezquital: Rezanderos elevan oraciones en las posadas

Los ritos católicos aún guardan sincretismos que se reflejan en cada peregrinación

Omar Santiago

  · sábado 23 de diciembre de 2023

Cada noche en los hogares católicos se escucha el rosario compuesto de las oraciones: Ave María y Padre Nuestro / Omar Santiago.

Las posadas están a punto de llegar a su fin, y la Virgen María, San José y el pequeño Jesús que está por nacer, terminarán su peregrinación por las hogares del Valle del Mezquital, donde todas las noches son recibidos con esperanza por las familias devotas.

En los hogares las familias se preparan durante todo el año para ofrecer a los peregrinos un sin fin de alimentos tradicionales como café, pozole, tamales, ponche, aguinaldos, incluso barbacoa de borrego o pollo.

Los rezanderos son una pieza medular en esta tradición que comienza con alegorías religiosas al peregrinar de la virgen María y su esposo San José, en Belén, donde daría a luz al redentor.

Los religiosos tienen anotada en sus libretas cada cántico, rezo o alabanza que interpretan en cada etapa de la Posada, seguido de los feligreses que cantan y realizan alabanzas con fervor religioso.

Cada noche en los hogares católicos se escucha el rosario compuesto de las oraciones: Ave María y Padre Nuestro, dos alabanzas pilares en la religión católica, estos rezos son acompañados de los misterios.

En concreto la primera de las cuatro series de cinco misterios, que tratan desde la anunciación hasta la pérdida y hallazgo del Niño Jesús en el Templo en Jerusalén.

Los misterio gozosos se componen de la siguiente manera:

Primer misterio gozoso La Encarnación del Hijo de Dios.

Segundo misterio gozoso: La visita de María a Isabel.

Tercer misterio gozoso: El nacimiento de Jesús en Belén.

Cuarto misterio gozoso: La presentación de Jesús en el templo

Quinto misterio gozoso: El niño Jesús perdido y hallado en el templo.

Al terminar el Rosario, la familia que recibe a los peregrinos invita a los presentes a disfrutar de lo que se ha preparado con mucho cariño, no sin antes los rezanderos dan la bendición a los sagrados alimentos.