En México según datos oficiales, hay una diversidad genética de tunas, lo que brinda un sabor y color especial, como se sabe los hay en tonalidades: verdes, blancas, rojas, amarillas o moradas, también están los xoconostles - El nombre de xoconostle proviene del náhuatl “xococ” que significa agrio y “nochtl” tuna -.
Las variedades más comunes son las tunas dulces: opuntia albicarpa o tuna blanca, opuntia robusta o tuna morada, opuntia streptacantha o tuna rojiza, y las tunas agrias: el xoconostle que es una tuna con la que se prepara salsa para los tacos o quesadillas, también en la gastronomía local, acompaña con frijoles o pico de gallo, entre otros guisos.
Las tunas dulces se cortan y se venden peladas en bolsas de plástico acompañada de limón y chilito piquín, o bien solas, además con esta fruta se preparan aguas dulces que se comercializan en las plazas, públicas, tianguis o mercados.
Contienen un alto contenido de vitamina C que nos ayuda a mantener un sistema inmunológico sano, y carotenoides que nos ayudan a la salud de nuestra vista. Además, las tunas rojas contienen betalaínas, importantes antioxidantes que se encuentran en pocos alimentos.
Los xoconostles, aporta al organismo importantes cantidades de fibra, minerales, vitamina C y antioxidantes, de manera local las cocineras tradicionales los recomiendan como remedio para la gripa.
Ambas nopales crecen en los cerros, ejidos y llanos, donde las precipitaciones pluviales son escasas, aún así estas plantas rodeadas de espinas producen frutas comestibles.
Esta fruta se comercializan en cajas al mayoreo o al menudeo, en la actividad que se conoce de manera local como “Ranchear”, que es caminar por las plazas y ofrecer los productos casa por casa, con un precio de veinte pesos por kilo o treinta pesos la docena.
La tuna es la única fruta que aparece en el escudo nacional, en el nopal donde el águila se posa para devorar a la serpiente.