La cuaresma como tiempo de gracia y conversión nos prepara para la celebración de la pascua, es la solemnidad más importante para vivir con un corazón recto y sincero es la época favorable donde debemos apostar por la conversión más difícil que es la interior, de pensamientos, intenciones y actitudes.
El Papa Francisco nos recuerda que la cuaresma es un lapso donde Dios educa a su pueblo para que abandone sus esclavitudes y experimente el paso de la muerte a la vida.
Así lo mencionó ayer el obispo de Tula Juan Pedro Juárez Meléndez, durante la misa solemne que se verificó en La Catedral de esta ciudad a donde acudieron decenas de pobladores en el rito de la ceniza que inaugura el camino cuaresmal.
Aseguró que en nuestra vida cristiana personal y comunitaria hay muchas esclavitudes que nos aquejan como son la pobreza, desintegración familiar, violencia dentro de la misma familia, fragmentación del tejido social recrudecido por la corrupción y la impunidad que nos llevan a la creciente ola de violencia en todas sus formas.
“Todos estos problemas sociales nos alejan de Dios y de nuestros hermanos, solamente con la gracia del Señor podemos liberarnos, lo cual supone una profunda conversión de nuestra mente y corazón, buscando durante este tiempo como en todo momento el encuentro con Jesucristo vivo, presente en su palabra contenida en la sagrada escritura y en los sacramentos especialmente en la sagrada eucaristía y poniendo en práctica las obras de misericordia” indicó el líder religioso.
El obispo refirió que este es el verdadero ayuno que Dios nos pide a los seres humanos y volver nuestra mirada a él así como a los hermanos para no permanecer indiferentes ante el sufrimiento de los demás que son nuestros niños, enfermos, abandonados, así como de los adolescentes como jóvenes prisioneros del alcohol, drogas, placer desenfrenado y dinero fácil.
También de los esposos víctimas de la pobreza, desempleo, falta de amor y comprensión entre ellos, de los adultos mayores que viven en soledad muchos en el olvido de sus seres queridos, migrantes que van en busca de mejores condiciones para sus familias y huyen de las difíciles condiciones de vida que existen en su país.
“Que esta cuaresma sea la oportunidad de dejar atrás nuestros rencores y temores, que de manera decidida trabajemos juntos por el progreso integral de nuestro país, tal como lo pedimos en la fiesta de nuestra Señora de Guadalupe, por caminos de justicia y paz” señaló en su homilía.
Casi al finalizar la santa misa, el obispo realizó el rito de la ceniza en compañía del sacerdote Felipe Juárez, y el cual fue dirigido a los habitantes que se dieron cita en el mencionado recinto religioso.