Tlanalapa, en la región del Altiplano de Hidalgo, es, desde hace décadas, un referente en la producción de tuna tipo alfajayucan, una de las especies más cultivadas en todo el país; sin embargo, pese a que este plantío es una tradición en la zona, los agricultores no han logrado posicionar su producto en los mercados nacional e internacional y acusan que, debido a la falta de apoyo, enfrentan otros desafíos comerciales como le coyotaje al que se suman otros retos como la sequía.
Fausto Jiménez Montiel y Olga Ortega, integrante y representante, respectivamente, de la Sociedad Cooperativa de Productores Tuna y Nopal de Tlanalapa, la cual está conformada por nueve productores, con alrededor de 40 hectáreas dedicadas a la producción de tuna, señalaron que el cultivo de esta fruta cien por ciento mexicana se cosecha en esta región cada julio; no obstante, aseguraron, se le da atención durante todo el año, y en su caso, desde hace 35.
Los agricultores indicaron que son pocos, como pocos los elementos que tienen para competir con productores cercanos a la Ciudad y Estado de México, quienes, de hecho, específicamente, los que se ubican en torno a la zona de Pirámides, son quienes fijan el costo por hectárea, bote, caja o a detalle.
En este sentido los agricultores hidalguenses, dijeron que los costos varían, ayer, por ejemplo, la caja se estaba vendiendo en 350 pesos al público, debido a que aún no comienza la temporada más fuerte de cosecha, pero cuando hay saturación, una caja, que equivale a un bote de 20 litros puede tener un costo al público de 220 pesos, mientras que a los productores hidalguenses se les compra en 50 pesos.
Señalaron que las dinámicas de compra impuestas por los coyotes, han impedido que los hidalguenses puedan comercializar sus tunas con compradores del Norte y Centro del país, pues aplican técnicas de acaparamiento y renta de tierras.
Explicaron que otra de las situaciones por las que se ha vuelto complejo competir es por la falta de maquinaria especializada que corta, limpia y empaca, con la que se puede cosechar en un mínimo tiempo y, por tanto, obtener mayores beneficios.
“Sí nos desanima”, refirió el señor Fausto Jiménez de 72 años, y quien ha dedicado más de la mitad de su vida a cultivar la tuna; sin embargo, dijo, de a poco, están buscando llevar esta fruta al extranjero, en especial la del tipo pico chulo y roja, que son muy buscadas en Canadá y Estados Unidos de Norteamérica.
Mencionó que “solos”, están trabajando en obtener la certificación de producto orgánico y aseguró que desde hace aproximadamente cinco años, todos los insumos que emplea para fumigar y abonar son de tipo orgánico y que incluso, son ellos quienes realizan las preparaciones utilizando productos que se encuentran en el propio campo.
Detalló que, de los nueve productores, solo son cuatro quienes trabajan sus huertos, en tanto que el resto se han visto obligados a rentarlos.
Al respecto Olga Ortega, una de las principales promoventes del proyecto de certificación orgánica, recalcó que el comercio de la tuna, al encontrarse enclaustrado en la Ciudad de México, les deja como alternativa, buscar la exportación, pero, mencionó es un camino largo que están avanzando sin el apoyo de los organismos de los tres órdenes de gobierno.
Asimismo, mencionó que, aunque la producción no es igual a la de otros entidades de la república como Estado de México, Puebla y Zacatecas, el sabor de la que se produce en Tlanalapa es inigualable por las condiciones geográficas y el tipo de suelo, tepetate, que le dan un sabor único en todo el país, además de que no se utilizan agentes químicos para acelerar su crecimiento o incrementar su tamaño, ya que, el ciclo que se sigue es cien por ciento natural.
Con base a la Secretaría de Agricultura y Desarrollo Rural federal, en México, se consume cerca del 98 por ciento de la producción nacional de tuna y la más producida es la variedad alfajayucan con aproximadamente 166 mil toneladas anuales.
Con base en cifras del Servicio de Información Agroalimentaria y Pesquera (SIAP), la dependencia federal detalló que este fruto se cultiva en 16 estados del país, que implican una superficie de 43 mil 393 hectáreas.
La temporada de cosecha, con base al organismo, abarca de abril a noviembre con una mayor producción entre julio y septiembre, y precisa que, el 97.3 por ciento de la producción nacional se hace en modalidad de temporal, como ocurre en Tlanalapa.
Por último, los productores, indicaron que el cultivo de tuna es una herencia familiar que viene desde hace décadas y que no hay punto de comparación en la satisfacción que tienen de entregar frutos cien por ciento orgánicos.