Tulancingo goza de una popularidad viviente en lo referente a artistas callejeros. Al caminar por el centro de la ciudad o al andar por las principales arterias que envuelven el municipio no es extraño encontrar tragafuegos, bailarines, cantantes, mimos o hasta artistas callejeros que recuerdan las nobles y peligrosas disciplinas circenses.
Sin embargo hay un legado que reposa principalmente en los primeros cuadros del centro y que con el paso de los años, se volvió una tradición imperante vinculada a los planes de diversión familiar para un domingo: los payasos. Estos artistas de la risa son famosos por presentar su show todos los domingos frente a la Biblioteca Sor Juana Inés de la Cruz en La Floresta, un espectáculo lleno de risas que congrega a un cúmulo abundante de personas que voluntariamente cooperan mientras ríen con las ocurrencias.
Pero existe otra compañía, la del payasito Paulín, misma a la que pertenece Estrellita Gomita y que cada ocho días se presentan en el auditorio abierto del Parque Recreativo "El Caracol". Con su particular traje color rosa brillante, su divertido cabello del mismo tono y adornado con unos enormes moños rojos; así como un dorado y deslumbrante atuendo circense que recuerda a las prendas usadas por los bufones del medievo, Gomita platicó en entrevista con El Sol de Tulancingo.
Metida por completo en su personaje, Estrellita contó que además de ofrecer espectáculo, su compañía también inauguró hace algunos años una academia para preparación de talentos, la Escuela Internacional del Payaso, en la cual enseñan a novatos pero también a experimentados, sobre diferentes técnicas para mejorar su arte.
"La capacitación de un payaso nunca termina, es importante tener un traje bonito, un maquillaje bonito, pero si no hay disposición para dar un buen espectáculo, de nada sirve", comentó al respecto de la academia ubicada en la colonia Francisco I. Madero. "Lo único que se necesita es que soliciten los cursos, no tienen costo alguno"
Esta labor altruista, en aras de mantener la tradición del payaso tulancinguense vigente, forma parte del estilo de vida que Gomita ha adoptado con el paso del tiempo. A través del arte de hacer reír, ella encuentra una forma para sentirse viva y ser testigo del crecimiento de sus hijas, quienes por cierto ya se interesan por entrarle a este noble oficio.
"Mi niña tiene siete años y ya está empezando a hacer pinta caritas. Mi otra nena tiene diez años y ya está empezando a actuar, sí les gusta y son muy activas. Me ayudan con la música, me pasan utilería, de esa manera igual van viendo cómo hacer el espectáculo"
Contrario a lo que se piensa, la contratación de payasos para fiestas infantiles no es un negocio en declive. Gomita señaló que al menos no para su compañía, pues como siempre se han dedicado a un show 100 por ciento infantil y sin chistes en doble sentido o albures, en los últimos meses han tenido un incremento en la demanda. Sin embargo, eso les implica mantenerse actualizados en materia de personajes, música o modas.
Estrellita Gomita es solo una de las decenas de personas que mantienen vivo el linaje de payasitos en Tulancingo, una labor que implica varias horas de preparación tras bambalinas, además de creatividad y elocuencia permanente. Con una sonrisa grande en su rostro, Gomita piensa sobre su trabajo:
"Es algo muy bonito y muy hermoso. La verdad si Diosito me dijera 'eliges ser otra cosa o ser payasa', elegiría mil veces ser payasa. Quizás me falten muchas cosas por aprender, pero yo con gusto le enseño a quien me lo pida. Yo dejaré de sacar sonrisas y de hacer reír a la gente hasta que el último latido de mi corazón se deje de escuchar. Amo a mi personaje como no tienes una idea", concluyó.