Además de que modificó el ciclo agrícola de la avena debido a la falta de lluvia, de nada sirvió porque se perdió todo lo sembrado en 10 hectáreas de cultivo, informó el ejidatario Valentín Chávez Miranda, quien estimó en 25 mil pesos lo invertido.
“Brotó bien (la semilla) porque había humedad en el suelo, pero no desarrolló ni quince centímetros”, apuntó, quien forma parte del ejido de Tizayuca, integrado por 80 compañeros que abarcan 600 hectáreas: 400 de temporal y el resto de riego.
Su intención era vender la cosecha en la región, principalmente a los productores de leche de la Cuenca de Tizayuca, que la destinan para el forraje.
Sus pérdidas las comparó con aquellos que tienen más área de cultivo: “Hay quienes siembren en 100 hectáreas, entre propias y rentadas, ellos pierden más porque en las rentadas pagan por adelantado”.
El cambio climático alteró la temporada de lluvias, ahora es “anormal” y desde hace años implicó “modificar el ciclo agrícola” de la siembra de granos como el maíz, avena y cebada en la región, señaló.
Así, en el caso de la avena, correspondía el ciclo octubre-noviembre, lo adelantó porque resiste el frío, pero no contempló que no iba a llover.
Resintió menos el golpe económico porque este año el gobierno del estado les regaló semillas, él recibió 250 kilos de avena que le alcanzaron para una hectárea y media, de las 10 en las que invirtió 25 mil pesos, esperando una utilidad de esa misma cantidad.