La iglesia católica reconoce cada 11 de noviembre a San Martín Caballero, aliado de los comerciantes. En ese sentido, recomendó a los creyentes dejar de lado las prácticas populares para atraer la suerte y encomendarse al santo mediante la oración.
Es común que en los negocios se aprecie este tipo de imagen o bulto, debido a la fe de los vendedores, sin embargo, la Arquidiócesis Primada de México señaló la importancia de no utilizarlo como un amuleto: "No es de buena suerte acompañado de sábila ni herraduras, ni para obtener más ventas sin trabajar, menos para repeler el mal de ojo".
De igual modo, aconsejó a los creyentes hacer sus peticiones con humildad y honestidad, mediante la oración, teniendo en cuanta el ejemplo de este santo.
San Martín Caballero, era militar, pertenecía al imperio Romano, razón por la que siempre andaba a caballo; la creencia dice que cierto día, se encontró a un hombre que moría de frío, al darse cuenta, partió en dos su capa y lo cubrió, está acción fue porque la mitad del uniforme pertenecía al imperio y la otra a él.
Al llegar la noche, escuchó la voz de aquel hombre, indicándole que era Dios, le agradeció el gesto y lo invitó a ayudar a todo aquel que lo necesitara, por lo tanto, terminó convertido en obispo.
Una vez involucrado en la religión, trató de proveer de lo necesario a todo aquel que lo necesitara, sin dejar de lado sus propias necesidades, de ahí sirve la frase: "Te doy lo que puedo, pero lo demás es para mí sustento".