Afuera del Centro de Readaptación Social (Cereso) de Pachuca, madres esperan a que las autoridades determinen el día de convivencia por Navidad, para poder visitar a sus hijos presos y llevarles sus guisos preferidos.
Tal es el caso de María Esperanza Hernández, quien pasará la segunda Navidad con su hijo, quien está acusado de secuestro por su expareja; sin embargo, preparará guisos que siempre le han gustado, como pollo a la naranja, tinga y spaghetti. "No sabemos muy bien si viernes o sábado... apenas vamos a preguntar", dijo la madre mientras hacía fila para visitar a su familiar.
Visitarlo por segunda vez en la cárcel en las fiestas decembrinas es "lo peor que me puede estar pasando. Lo más difícil es verlo adentro y recordar. Él me dice muchas cosas, lo que nunca me había dicho tuvo un problema y pues el caso se está viendo, doy gracias a Dios que no lo encuentran culpable de nada, casi va a salir".
Agregó que para la liberación de su hijo necesita pagar 50 mil pesos a la parte acusadora y, que de no hacerlo sería "como si mi hijo estuviera renegando... Nunca lo he dejado solo no lo dejaré".
Por su parte, Juana Galindo García dijo que preguntará si los dejan entrar a visitar a su hijo en Navidad, "qué tal si venimos y no nos dejan entrar... Voy a preguntar si nos dejan entrar voy a traer un taquito de lo que haga yo de cenar porque yo trabajo, soy muy pobre y ganó muy poco".
Explicó que su hijo lleva un año detenido sin una sola audiencia, acusado de tentativa de violación, "supuestamente dice la juez que necesita gente para que nosotros tengamos más apoyo. Entonces de que se trata ¿de guardar a la gente inocente para que nosotros seamos escuchadas?".
Lamentó que no hay audiencias, por lo que quiere saber cuál es el motivo para que su hijo continúe privado de su libertad.