La venta del licor acachul, bebida originaria de la sierra poblana, y que, por muchos años se ha arraigado en la Otomí-Tepehua, principalmente en Acaxochitlán, donde igual se dice que ahí surgió la fermentación no solo el cultivo, “está en jaque”.

Aunque abril y mayo son los meses para el cultivo de este fruto, se informó en la presidencia de Acaxochitlán, que en estos días no se está produciendo, solo se vende lo que ya está en bodega, pero es muy poco, como consecuencia de la contingencia del Covid-19.

Al no haber turistas en la zona, quienes eran los principales clientes de esta bebida artesanal, sobre todo los fines de semana, no se está vendiendo como antes, apenas contadas las botellas, dijo Santiago Hernández, comerciante del producto.

“Antes lo ofrecíamos y hasta decíamos ¡Pruébelo!, ya en su casa lo prepara con hielos, pero ya no es así, no podemos dar el vasito con licor y pues no hay turistas que se detengan a comprar, si acaso uno a la semana, es decir, nada, cuando antes eran hasta unas 50 botellas y más en temporada vacacional”.

Es el néctar de la región, así como el pulque en el Altiplano, lo es el acachul en la tepehua. También es conocido como uva de monte, que hoy, para los vendedores representa poco o nulo ingreso en los tramos carreteros donde comúnmente se adquiría.

“No tenemos ingreso como intermediarios, no hay quien lo compre, entonces por eso no producen, hay que sacar el que está guardado”.

Parecido a la uva o al capulín, este fruto es gracias a la fermentación y al aguardiente, que tiene un sabor único.

Se adquiere entre los 70 y 120 pesos el litro y en exceso puede provocar cierto grado de intoxicación etílica, ya que contiene 10 grados de alcohol, dijo Joaquín Méndez.

Se espera que una vez pasada la contingencia se vuelva a adquirir el producto y confían que no se pierda.