Sin aguas residuales no hay vida

Por más de 126 años han logrado la conversión de zonas desérticas en verdes

Alma Leticia Sánchez

  · lunes 10 de junio de 2019

El Valle del Mezquital mediante el sistema de riego 03 y alto Alfajayucan 100, se ha convertido a lo largo de más de cien años, en el mayor campo de cultivo del país irrigado con aguas residuales.

La pujanza económica que generan las más de 82 mil hectáreas de riego, lo ha convertido en el principal granero de Hidalgo.

Maíz, frijol y alfalfa, son los principales cultivos que permiten el sostén de los 59 mil 396 usuarios y sus familias que aprovechan estas aguas en los 22 municipios que comprende este sistema.

El decreto promulgado por el entonces presidente Porfirio Díaz en 1893, permitió que los indígenas del Valle del Mezquital que sufrían una extrema aridez en sus tierras, lograran tener el caudal de aguas residuales del Valle de México.

Entonces, por más de 126 años de manera ininterrumpida, los agricultores del Valle del mezquital han logrado la conversión de zonas desérticas en verdes campos.

La calidad del caudal, sin duda, se ha constituido en un tema controversial por la carga de metales pesados y contaminantes, circunstancia que habría de ser librada por la Planta Tratadora de Aguas Residuales, ubicada en Atotonilco de Tula, que podrá, según la Comisión Nacional del Agua limpiar 43 metros cúbicos por segundo a partir de su puesta en marcha.

La importancia de este sistema de riego, lo cuenta don Luis Martínez González, quien confía a EL SOL DE HIDALGO que la agricultura “ha sido toda mi vida, porque de aquí salió para mantener a mi familia y lo sigue haciendo”.

Con 72 años de edad, asegura que labrar la tierra lo heredó de su padre, pues fue el hijo mayor de nueve hermanos y ello lo obligó a dedicarse de lleno, “nunca pensé ir a la escuela, mi preocupación era tener agua para regar el maíz, el frijol, el chile o el alfalfar”, expresó en entrevista mientras sus palabras en otomí son traducidas al español por su hijo Hermenegildo Martínez.

A pregunta expresa de un día sin aguas residuales, respondió de inmediato: “se acaba la vida del Valle del Mezquital, sería el regreso del desierto”.

La productividad en la tierra también genera empleos mejor pagados que en una fábrica, pues así se expresan un grupo de 16 jovenes, hombres y mujeres, dedicados a la cosecha que no es nada fácil, pues pueden lesionarse como elegir mal el producto cortado.

“Aquí nos pagan 100 pesos el día según lo que a cada uno nos toca hacer como cortar, cargar o empacar. Somos la cuadrilla de 16 entre hombres y mujeres. En un día podemos cortar hasta seis hectáreas entre todos, comenzamos a las 7 de la mañana hasta las 3 de la tarde”, expresaron.

El sol cala, quema, y después de un día de intensa lluvia, la tierra suelta vapor que dificulta la respiración a los cortadores,sin embargo, los cortadores siguen en su labor con un gran sentido del humor.

En tanto, Juan Nicolás Hernández Barrera, presidente de la asociación de usuarios de riego Alfajayucan, expresa que cada día recorre los canales del distrito para conocer la operación.

Justo ahí, campesinos expresan la necesidad de agua.

A dos meses de tomar el cargo, expresa la satisfacción de servir, pero la impotencia de no poder ayudar contra el estiaje.

Indicó pasaron dos meses sin aguas residuales el distrito 100conformado por 13 mil hectáreas con riego, de las cuales 9 mil están cultivadas y ello generó pérdidas millonarias, pues tan sólo en una hectárea de maíz se invierten 45 mil pesos aproximadamente.

Respecto a la temporada de estiaje, dijo que aparentemente ya pasó, no obstante, lamentó que por su experiencia como agricultor, “cada día hay menos agua y más interés por producir que se ve frenado por la escasez”.

Entre los distritos de riego, registra una longitud semejante a un viaje de aquí a Miami, Florida en los Estados Unidos (3 mil km).

Algunos estudios, como la Evaluación de Aguas Residuales de la Ciudad de México utilizadas para Riego, de los investigadores Ronald Ontiveros y Lamine Diakite, hacen notar la disminución del tonelaje de producción a causa de la salinidad y sodicidad en las tierras a causa de las aguas contaminadas por procesos industriales y metales pesados.

Este tipo de problemas por la calidad del líquido, desde 2002 dio sus primeros pasos para encontrar una solución al iniciar la CNA análisis de ingeniería para la instalación de plantas tratadoras que permitieran una mejor utilización.

En julio del 2010, el gobierno de Felipe Calderón dio el banderazo para la construcción de la PTAR de Atotonilco de Tula, considerada como líder en su tipo en Latinoamérica y para ello, se habría de invertir 9 mil 389 millones de pesos privados, como públicos. La construcción programada a seis años enfrentó desde clausuras, huelgas, paros y hasta demandas.

Aunado a ello, la natural resistencia de usuarios de las aguas, quienes advierten que la materia orgánica que les servía como abono, desaparecerá.

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