San Juan Bautista Tollantzinco, es el nombre con el que fue el conocido el sitio donde los franciscanos arribaron en el siglo XVI, donde construyeron la iglesia en el centro de la población que hoy se conoce como Tulancingo de Bravo.
Celebrado cada 24 junio desde 1528, San Juan Bautista es el Santo al que está dedicada la construcción de la Catedral Metropolitana de la ciudad y que fuera descrito por Fray Alonso Ponce, el 16 de enero de 1585 en el libro “Tratado Curioso y Docto de las Grandezas de la Nueva España”.
Ese día era organizada una gran fiesta como en muchos lugares de México, la festividad fue adoptada por los evangelizadores, pues los nativos realizaban grandes ceremonias en torno a esta fecha.
En la época prehispánica este día tiene relación con el calendario agrícola, pues las fiestas de San Juan Bautista y Corpus Christi, en junio, se ubican aún en el inicio del temporal por lo que cuando se retrasan las lluvias adquiere un tinte de petición del agua, mientras que cuando la estación comienza “temprano”, adquiere un tono de petición de las “buenas aguas” y el “alejamiento del granizo”, como explica Ramiro Gomer Arzapalo en su libro “Santos, fiestas y maíz”.
Está fue la primera feria que se celebró en Tulancingo y era más grande que las que se celebran actualmente.
Los habitantes del lugar adornaban con flores la entrada de sus casas y las calles de todo el pueblo donde era venerada la escultura del santo al pasar por los diferentes barrios.
Así mismo enmarca la fecha en que fue inaugurado el reloj de la Catedral en 1851, año plasmado en la carátula y que indica en su libro, Roberto Ocádiz, “Tulancingo y sus alrededores”.
Sin embargo, el nombre de Tollantzinco es más antiguo pues es posible encontrar el nombre en diversos códices, como en la lámina 10 de la matrícula de tributos o el Xólotl.