TULA DE ALLENDE, HGO.- "A través de las costumbres funerarias que tenían los prehispánicos toltecas se encuentra el culto a sus muertos que tenía dos elementos importantes, el primero era el tratamiento del cuerpo después de la muerte y el otro las ceremonias que conmemoraban la memoria del individuo fallecido".
"Además, se sabe que existía una tradición en esa época por enterrar a sus difuntos en oquedades realizadas en la roca madre material parental conocido comúnmente como tepetate que eran excavadas de tal modo que permitía crear huecos donde eran depositados concretamente en los pisos de sus respectivas viviendas".
"Este sistema de enterramiento era muy probable por la idea de estar cerca de sus familiares fallecidos, desde niños hasta adultos mayores".
Así lo informó el arqueólogo Alan García Suarez, vecino de la colonia Barrio Alto de esta ciudad.
Añadió que en cierto modo las vivencias de los ancestros que perdían la vida mantenían su presente y se cimentaba en su memoria por lo que los restos humanos eran enterrados debajo de los inmuebles.
“Por lo regular, los cuerpos de los difuntos de la cultura prehispánica tolteca eran acompañados de ofrendas, principalmente por enseres de cerámica y en algunos casos con piedras como es el jade u oxidiana y entre más estatus social y económico tuvieran entre la sociedad las ofrendas eran más ricas. También algunos otros eran depositados en ollas muy grandes” indicó el entrevistado.
El especialista mencionó que la sepultura de una persona probablemente estaba acompañada por algún ritual como era en la sociedad náhuatl y también se ofrendaban alimentos, se dedicaban cantos y las ceremonias luctuosas iban acompañadas por aromas del copal y algunos elementos que permiten el término sensorial del cuerpo.
“No solo en el México antiguo prehispánico se daba esto, sino en muchas partes del mundo y los elementos iban compartidos incluso con la danza. El apogeo político, social y económico de los toltecas fue entre los años 900 a 1150 Después de Cristo y se sabe, a partir de estudios de ADN, que en el antiguo Tula y Valle del Mezquital los grupos hñahñus habitaron la región desde hace miles de años y es probable que Tula al ser una ciudad de desarrollo haya captado el mayor número de pobladores de otras regiones del país” citó el arqueólogo.
Alan García señalo que las principales actividades económicas de los toltecas se ven reflejadas en uno de sus templos de la Zona Arqueológica de esta ciudad y eran la guerra, agricultura, comercio y fabricación de artesanías.
De igual forma, dijo, a través de la Pirámide B del mencionado recinto arqueológico se conoce que también practicaban la astronomía, ya que en este lugar tienen representada a Venus.
Aseguró que se han encontrado algunos enterramientos en el Palacio Quemado de la Zona Arqueológica como toltecas o mexicas.
“Aquí en Tula igualmente hubo sacrificios humanos para el mantenimiento del orden cósmico y se pensaba que el sol pudiera tener movimiento desde su salida al ocaso y era necesario alimentarlo y el elemento principal que conformaba el alimento era el ser humano, ya que el astro rey se mantenía a base de sangre y los dones o regalos que se daban a los dioses tenían que ser correspondidos por sacrificios o rituales para que pudiera existir la vida a través de la producción de alimentos y era obligado ofrendar por medio de la muerte pues los toltecas tenían un pensamiento cíclico y dual” refirió.
Dio a conocer que en Tula únicamente se ha podido localizar una representación del Dios Mictlantecutli y fue hallada en una concha marina que se desgrafio y se representó a este personaje con elementos muy similares a los guerreros de la Pirámide B de la Zona Arqueológica y en una mano lleva el atlác y en la otra el bastón curvo y se representa como un Dios Guerrero o el Dios de la Muerte pero esta ataviado como guerrero.
“Hasta el día de hoy sigue siendo un enigma comprender a detalle las ceremonias y tipos de ofrendas que los toltecas hacían a sus antepasados, pues lamentablemente el registro arqueológico por medio de excavaciones no permite comprender estos aspectos que los antiguos habitantes realizaban a sus seres queridos que morían” indicó.
Finalizó diciendo que el uso de flores se utilizaba durante todo el año y no era exclusivo en la conmemoración a los difuntos y comúnmente estaban en las ceremonias luctuosas como adorno y posiblemente el cempasúchil no estaba tan relacionado como hoy en día, ya que solo se le ofrendaba a una diosa.