La capilla del sagrario de la Catedral de Tula resguarda una emblemática pintura, única en su tipo, en la que el artista novohispano Luis Berrueco, plasmó al niño Jesús, a sus padres y abuelos, degustando tamales, huevos fritos, frijoles y picante, una comida muy a la mexicana.
El óleo del siglo XVIII, de medio punto, se localiza arriba del altar de dicho recinto religioso situado en el centro de esta ciudad, y fue producto de la imaginación del artista que vivió apenas 33 años de edad, de 1717 a 1750.
La obra de arte de dos metros y medio por 5.7 metros y hecha totalmente a mano, es denominada como el Banquete de Jesús con sus padres y abuelos, en el que el pintor plasmó una serie de ángeles sirviendo las viandas mexicanas.
Sobre una mesa oval con un mantel blanco, se aprecian platos servidos con huevos estrellados, un recipiente con chiles jalapeños y otro con frijoles.
Uno de los ángeles también ofrece un canastón con frutas, que parecen ser granadas, otro carga una bandeja con peces, copas de agua y en las faldas del mantel, el artista Berrueco incluyó un curioso minino.
“Junto a Jesús aparecen María y José y los abuelos del redentor, Santa Ana y San Joaquín y arriba se encuentra bendiciendo, Dios Padre y el Espíritu Santo” dijo al respecto, ayer, personal de la iglesia que prefirió omitir su identidad.
Sobre este cuadro, el desaparecido chef Yuri de Gortari, comentó alguna vez que el pintor, de origen poblano, puso en esta obra su cotidianidad y realidad de esa época.