La pandemia por Covid-19 ha paralizado la elaboración de los telares de cintura en la zona otomí-tepehua, por no haber mercado para la venta de estos productos artesanales.
En municipios como Acaxochitlán y Huehuetla hay casi nulo trabajo artesanal, pues no tienen ingresos para invertir en la adquisición de lana para hacer las faldas o fajillas con las que llegaban a ganar, algunas mujeres entre los 200 y 300 pesos semanales.
Hay comunidades que se encuentran sin la visita de turistas, y así llevan aproximadamente seis meses sin un ingreso que antes podían obtener en las ferias, tianguis o en las escuelas donde ofrecían el puro tramo de telar de cintura en unos 200 pesos, o las fajas, faldas y quexquémitl elaborados artesanalmente con el telar de cintura, comenta María Hernández.
Ella tiene muchos años de experiencia con la técnica y añade que es toda una tradición que se preserva pese al Covid-19 y a la crisis que viven en comunidades indígenas. Dice extrañar amarrar a la cintura el telar y aplicar el tejido de brocado (figuras hechas en el tejido) que funciona a través de un proceso de muchas cuerdas. Ya quiere volver a lograr tejidos monocromáticos o de variados colores, si es algodón se tiñe con añil.
Antes de la pandemia le dejaba de ingreso, por cada cinco metros de telar de cintura una ganancia de 200 pesos, hoy, ese dinero no lo tiene. Y aunque no era fijo, al menos al mes sí lo tenía como un extra para algo de despensa
Por su parte Palemón Flores, historiador y promotor cultural en Huehuetla y quien tiene años investigando sobre las costumbres indígenas recordó que en el caso de Huehuetla hay un icono en el telar de cintura y es María Petra Crescencio Santiago de 90 años de edad, que en 2014 fue galardonada con el “Premio Estatal de Artes y Tradiciones Populares” en la categoría de Promoción y Difusión de la Cultura y Arte Popular.
“Hoy ya no puede trabajar por sus problemas de salud y avanzada edad, pero su gran anhelo es que persista la tradición del tejido en telar de cintura en nuestro municipio, pero con esta pandemia ha sido muy complicado”
Así como ella otras mujeres de Tenango de Doria y San Bartolo Tutotepec, quienes siguen con la vocación artesanal elaborando algunas prendas que no pueden vender por ahora.
“No hay un censo, se desconoce cuántas haya, pero lo más importante es que las abuelas van heredando a las nietas la tradición”, dice el investigador.
Las tejedoras esperan que una vez pasada la pandemia reactiven su economía y sobre todo sigan mostrando el valor cultural que posee el telar de cintura, tradición que ha pasado de generación en generación.
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