El trastorno de déficit de atención con hiperactividad no debe ser confundido con la ausencia de límites, consideró la psicóloga Patricia Vega López, coordinadora estatal de Salud Mental en el Primer Nivel de Atención.
La especialista comentó que en muchas ocasiones los padres justifican una mala conducta de los infantes con el trastorno de hiperactividad; sin embargo, la realidad es otra, aunado a que “se requiere toda una sintomatología y de un descarte de orden neurológico de que la persona tenga esta hiperactividad que se presume”.
En la actualidad, explicó, el papá y la mamá trabajan fuera de casa y los menores quedan expuestos a muchos elementos electrónicos, a las redes sociales que los invitan y los impulsan a realizar ciertas actividades, incluso los retan a brincarse las reglas y los límites.
De ahí, insistió en que para diagnosticar un déficit de atención por hiperactividad es importante, descartar la ausencia de valores y confirmar con un estudio neurológico.
Algo tan sencillo como el hecho de que el niño no pueda terminar de ver una película, puede ser una síntoma, “hay posibilidad de hiperactividad”, pero si es común que no permanezca sentado ni en la comida es porque así se le ha permitido, puede existir una duda.
“A veces los padres son permisivos, los justifican, pero cuando es una constante, entramos a esta situación debemos descartar si es falta de reglas o hiperactividad, derivado de una gran actividad cerebral que el niño no puede estar en un estado de quietud por tiempo prolongado”, detalló la psicóloga Patricia Vega.