Ema Nolasco, al igual que otros cientos de connacionales, quienes habían empezado a consolidar el sueño americano, a base de trabajo de años, sacrificando muchas cosas, pudo lograr un modo de vida en Estados Unidos; hoy, la realidad es diferente.
Una vez que pase el confinamiento, dice, deberá enfrentarse a una dura realidad. Comenzar de cero, empezar de nuevo.
Se fue hace dos décadas a Estados Unidos, a buscar un mejor futuro y jamás pensó que una pandemia, la pusiera en jaque no solo en cuestiones sanitas, ella y su familia están bien, derivado de las medidas aplicas, pero el tema es que no puede vender sus productos, por lo tanto, está en crisis económica, aunque no pierde la fe.
Se enfrentó a racismo, a un idioma diferente, a subsistir en Illionis, empleándose como lavaplatos, cocinando y como mesera en un restaurante. Pero ella soñó aún más, ya estaba allá y entonces tenía que lograr tener su propio negocio.
Así que tardó 10 años en emprender su local de venta de desayunos. Un total de 500 de ellos hacía al día y todos los vendía, sin embargo, llegó la contingencia, el Covid-19 que no solo la puso a ella a cruzarse los dedos sino a muchas familias de hidalguenses.
Originaria de Nicolás Flores, ella, al igual que otras 50 familias de Hidalgo radican en Orland Park, ciudad ubicada al sur de Chicago, a unos 40 minutos de este punto, y narra que están subsistiendo con sus ahorros, ya que no pueden salir a hacer su vida como antes.
Ganaba unos 5 mil dólares a la semana, hoy, ese ingreso no lo ve. Nada. Y lo peor, es la incertidumbre que viven. No saben para cuándo la contingencia podría terminar.
Las calles del suburbio donde radica, están desérticas. La orden es no salir mas que a lo indispensable.
Su negocio es solo nostalgia, pero a la vez fortaleza, porque confía y tiene la esperanza que saldrán adelante. En tanto, se organizan a través de redes para saber si sus hermanos migrantes están bien o si se ofrece algo. De requerir algo, se apoyan entre ellos, enviándose ayuda.
El apoyo de Federaciones como la de Hidalguenses en Chicago, es fundamental, añade, para mantenerse unidos.