En distintas tiendas, centros comerciales y puestos ambulantes de Tulancingo, se exhiben para su venta, juguetes plásticos, tipo bélicos: hachas, espadas, metralletas, pistolas y granadas.
Muchos de estos productos no son hechos en el país, ya que en su mayoría son importados de países como China, y suelen ser baratos.
México es un país atractivo para la industria del juguete, pues hay más de 32.7 millones de niñas y niños menores de 14 años, de acuerdo con el último censo de población.
“La gente los compra por baratos, una espadita de plástico sale en 20 o 30 pesos, una pistola bien con la forma de revolver cuesta hasta 35, los compran por baratos” comentó vendedor ambulante.
En el 2009 cerca de 65 por ciento de los juguetes eran importados y sólo 35 por ciento de producción nacional, lo que hoy vemos en anaqueles, en Tulancingo al menos un 20 por ciento son juguetes violentos.
“No sé pero no le compraría una metralleta o una granada, aunque si hay niñitos chiquitos que ven mucha tele y les gusta ese tipo de juguetes”, dijo Sonia Leyva, ama de casa.
Aunque en el 2017 la preferencia de los niños por los juguetes y aparatos tecnológicos despuntó con un 69 por ciento, los demás artefactos infantiles siguen siendo adquiridos y a veces sin cuidado de lo que se usan los niños para jugar.
POSTURA DE CANACO
“Nosotros los comerciantes no apoyamos los juguete de tipo bélico, definitivamente eso inspira a los niños a ser violentos y la cultura de la guerra. Próximamente lanzaremos una campaña llamada No hagamos Bélicos a nuestros hijos, para evitar que estos juguetes lleguen a manos de nuestros hijos”, comentó Alejandro de la Concha, Presidente de la CANACO.
Sin que exista ninguna información sobre si este tipo de juguetes influya en el comportamiento de los niños, aun así se organizan canjes de juguetes bélicos por didácticos, al menos ya han sido dos en Tulancingo.
Es importante supervisar con qué juegan nuestros hijos, y no promover una cultura de violencia que ha pasos agigantados va ganando terreno en México, finalizó.
