Este viernes 31 de marzo se conmemora en México el Viernes de Dolores, punto de partida para procesiones y ceremonias religiosas y que de acuerdo con la Iglesia, se celebra cada año el último viernes de Cuaresma y faltando dos días para el Domingo de Ramos.

Catalogada como una antigua tradición cristiana, tiene como principal fin conmemorar los dolores y sufrimientos de la Virgen María en el marco de la crucifixión y muerte de su hijo, además de que recuerda a feligreses la responsabilidad moral de “acompañar” a María o a la “Dolorosa”, como también se le suele decir en estos días.

Esta práctica se ha ido olvidando en otros países, a excepción de algunas naciones como España o México. Aquí, existe la costumbre popular de preparar altares y recorrer los vecindarios tocando de puerta en puerta mientras se reza un rosario, tradición de la que igual suelen ser partícipes los niños y niñas. Como respuesta, le gente regala agua fresca para quienes acuden en procesión.

También en este día es cuando se contemplan los llamados “Siete Dolores de María”, que en la fe católica recuerda la promesa de la Virgen a través de Santa Brígida de Suecia para conceder siete gracias a quienes la honren y acompañen todos los días rezando siete Aves Marías “mientras meditan en sus lágrimas y dolores”.

Aunque esta conmemoración tiene presencia desde hace siglos, fue hasta el siglo XV y bajo intercesión del papa Benedicto XIII que se institucionalizó, específicamente en el año 1472. Con el tiempo, este día abonó para que creciera la devoción por la advocación de “la Virgen de los Dolores” o de la “Virgen Dolorosa”, la cual goza de gran popularidad a lo largo del mundo, aunque su día patronal es el 15 de septiembre.