“Perdí todo en la inundación y ahora es tiempo de volver a empezar. Mis muebles y aparatos electrodomésticos se echaron a perder, pero gracias a Dios estoy viva al igual que mi familia pues pudimos ponernos a salvo a tiempo aquella noche lluviosa que nunca olvidaré”.
Así, entre sollozos, se resigna a las secuelas materiales de la inundación Carmen Sánchez Gutiérrez, propietaria de una casa-habitación localizada en la calle Leandro Valle, en Tula de Allende.
Aseguró que después de que las aguas del Río Tula se desbordaron, se fueron a refugiar con unos familiares a la colonia Barrio Alto y ahora que regresó a su vivienda descubrió la cruda realidad.
La historia la viven miles de tulenses que tienen sus viviendas cerca del río Tula.
En tanto, Anastacio López, dueño de un comercio establecido con venta de abarrotes, precisó ayer que la inundación acabó con todo su patrimonio.
“No me va a quedar de otra que limpiar el local y tirar todo lo que se echó a perder por el agua del rio. Literalmente, me quedé en la calle”, expresa con pesar el hombre de edad madura.
Así como ellos, cientos de pobladores realizan labores de limpieza en las zonas afectadas por la inundación, tareas en las que apoyan elementos del ejército mexicano, Guardia Nacional, agentes policiales y socorristas de diversas corporaciones, así como personal de la alcaldía tulense y trabajadores de Petróleos Mexicanos.