El cerro del Tezontle es uno de los lugares más emblemáticos del municipio pues está originado de piedra volcánica y su singular forma es distinguible en cualquier vista sin embargo, guarda una leyenda donde siete brujas son protagonistas.
De acuerdo con la historia, el cerro se encontraba apenas poblado por indígenas y mestizos de Santa Ana Hueytlalpan y Acaxochitlán por sus nexos culturales, además que antes existía un camino que conectaba a las demarcaciones y pasaba por Metilatla.
Quienes poblaban el cerro habían sido desplazados del centro de la ciudad que se iba formando y entre estos pobladores destacan siete mujeres con nombres de aves: Alondra, Urraca, Golondrina, Paloma, Mirla, Mirta y Clorinda.
La mujer más joven, Alondra, se casó con un hombre, que era campesino, originario de Acaxochitlán por recomendación de sus compañeras, y después de celebrar la unión el joven matrimonio partió del municipio a su nuevo hogar.
Sin embargo, el hombre notaba que el comportamiento de su esposa era raro aunque no comentaba nada, además notó que se deprimía cada vez más en su nuevo hogar.
Razón por la que el esposo de Alondra le permitió regresar a Tulancingo a visitar a su familia por una breve temporada sin embargo, sus intenciones no eran del todo buenas puesto que quería vigilar a su esposa y confirmar sus sospechas.
Una vez en Tulancingo, el esposo de Alondra notó que ella no se fue a la casa de su familia sino directamente a las cuevas del cerro del Tezontle y fue entonces cuando vio a su esposa participando en un aquelarre.
El hombre vio como de las cuevas salieron luces rojas que se dirigían a la ciudad y a pesar del miedo, el esposo de Alondra quemó todo lo que las brujas habían dejado en la cueva, creyendo que así terminaría con ellas.