Se cumple el segundo día de jubileo previo al jueves de Corpus Christi, fecha más importante del año para venerar el misterio de la Eucaristía (es decir, Jesucristo convertido en pan y vino) dentro de la fe católica.
Bajo este tenor, fieles de Tulancingo adscritos a distintos grupos dedican 40 horas de intensa oración y culto en algo que llaman jubileo, cuya sede es la capilla de San José adjunta a la Catedral Metropolitana de esta ciudad.
Es con una serie de cantos dedicados a cada uno de los integrantes de la Sagrada Familia así como letanías para pedir por la salud de enfermos y por las causas nobles, al menos 15 personas de la orden franciscana local acudieron este martes, pero son parte de los católicos que se relevan hora tras hora desde ayer a las nueve de la mañana y hasta las siete de la tarde, cuando termina la jornada.
Además de ellos, corresponde a grupos de matrimonios, catequistas, pastoral indígena, ministros de enfermos participar en el jubileo.
También a lo largo del día se presentan grupos de evangelización y expiración, jóvenes y pandillas, monaguillos y finalmente, a miembros de Adoración Nocturna "velar" por Jesús del Sagrario.
Esta tradición, también conocida como "Festividad de las Cuarenta Horas", se celebra aproximadamente desde el siglo XVII. Además de adorar al Santísimo Sacramento, se recrean los eventos de la Pasión de Cristo a través de la oración hasta llegar al misterio de la Resurrección.
En breve entrevista, la madre Maribel, de la orden de Hermanas Catequistas de Jesús Sacerdote con sede en Santiago Tulantepec, mencionó que "para nosotros los cristianos católicos, Jesús está en la Eucaristía y en cada parroquia se hace oración tanto para adorar y alabar al Señor como para expiar los pecados. Es una prolongación de la Solemnidad de Jueves de Corpus".
El nombre de "jubileo" proviene del hebreo "yobel", que hace referencia al cuerno de carnero que los judíos usaban como trompeta para llamar a una fiesta, por lo que en la actualidad se hace referencia a la Solemnidad de Corpus Christi, día culmen para el año litúrgico y uno de los días de guardar en el catolicismo tal cual son todos los domingos, el 12 y 25 de diciembre o el primero de enero.