TULA DE ALLENDE, Hgo.- Sigue aumentando el número de párrocos de la Diócesis de Tula que se han enfermado de Covid-19, y hasta ayer ya habían doce casos, entre ellos dos fallecimientos.
El último padre que contrajo el coronavirus es Mateo Hernández, quien está asignado en la iglesia de Orizabita en el municipio de Ixmiquilpan, quien actualmente se encuentra muy grave y entubado en un hospital luchando por su vida.
En el mes de diciembre del año 2020 murió un sacerdote de dicha Diócesis, mientras que otro expiró el 14 de febrero de este año.
Así lo dio a conocer, ayer, el obispo de Tula, Juan Pedro Juárez Meléndez, quien agregó que también se han contagiado del padecimiento algunos laicos y personas que laboran al servicio de las iglesias católicas de esta región. Sin embargo, afortunadamente han logrado superar el padecimiento a base de especializados medicamentos y la cuarentena. “Esta situación dentro de la Diócesis de Tula comenzó desde el mes de agosto del año pasado hasta este mes de marzo del 2021” dijo el entrevistado.
El líder religioso mencionó que hasta ayer, nueve párrocos han logrado salir adelante de esta enfermedad. Señaló que el peligro es latente para los curas católicos ya que conviven con algunas personas que tienen padecimientos crónicos y de avanzada edad.
Juan Pedro Juárez recomendó a los párrocos a tener más cuidado al oficiar las misas, en sus respectivas iglesias, y tener solamente un aforo del treinta por ciento.
“Han pasado estas circunstancias adversas y difíciles durante más de un año y las consecuencias que deja el Covid-19 además del daño físico y emocional es pobreza, situación difícil en familias cuando algún integrante fallece y han aumentado los divorcios y violencia intrafamiliar en hogares, ya que no es nada fácil el ambiente familiar durante el encierro voluntario” aseguró finalmente el obispo de Tula.