TLAXCOAPAN, Hgo.- Cuando el convoy de camionetas negras en el que viajaba el presidente Andrés Manuel López Obrador arribó al terreno de La Bicentenario, la fallida refinería de Pemex, la gente se arremolinaba en torno a los vehículos pidiendo "que se baje, qué se baje", pues decenas de personas con desesperación buscaban hacerle peticiones. Porque hoy fue la tarde de las manifestaciones.
El presidente realizó una rápida visita, que no duró más de 15 minutos, al polígono ubicado en la comunidad de Teocalco, donde se construirá el Hospital General de Zona No. 5 de Tula del Instituto Mexicano del Seguro Social (IMSS).
Al sitio de la reunión, una pequeña carpa blanca que se colocó a escasos metros de la barda perimetral que se localiza paralela a la carretera Teocalco-Tlaxcoapan, el cual estaba custodiado por elementos del Ejército Mexicano, la Guardia Nacional y la policía estatal, algunos vestidos de civiles ingresaron solamente un pequeño grupo de funcionarios federales de Pemex, el IMSS, la Secretaría de Salud y el gobernador Omar Fayad Meneses.
A su salida, el presidente Andrés Manuel López Obrador se tomó unos minutos para saludar a los ciudadanos y tomarse fotos. Al griterío de emoción se unieron los claxons de los camiones de los transportistas de Tlaxcoapan.
Algunos le gritaban a su paso "No estás solo", otros más exigian, "Presidente ayúdanos a acabar con la corrupción", "Dios te bendiga. No queremos el basurero en Atitalaquia", campesinos de Actopan le pedían, "Que la CNA administre el agua del Distrito de Riego".
Pero a las demandas se les sobrepusieron las porras de sus seguidores, "es un honor, estar con obrador".