A menos de un mes de que empiecen a venderse los primeros rollos y racimos de flores de cempasúchil en la región Tulancingo de cara al Día de Muertos, el productor Juan Vargas Perea, originario de Tlacpac en Acaxcohitlán, contó que luego de la intensa sequía que azotó la región en este año la producción de la flor de muerto se redujo en al menos 50 por ciento.
En entrevista para El Sol de Tulancingo, el productor de 33 años y con cinco de ellos con experiencia en la producción para venta de cempasúchil, señaló que a pesar de que no se trata de un cultivo difícil, el panorama de la falta de agua ha complicado el brote de la misma. Normalmente, la primera siembra debe ocurrir a partir del 20 de junio, aunque por cuestiones tradicionales lo normal es que se rieguen las primeras semillas el día 24, patronal de San Juan Bautista y fecha que por cierto detona varios rituales en la región. De ser así, las flores se cosechan a finales de octubre.
“La tradición es usar la semilla de las flores que usamos para nuestro altar, se pone a secar para tener la semilla para el siguiente año (...) se hace trasplante, se trazan líneas, se le pone agua y también se debe fertilizar”, contó sobre el proceso de siembra. En su caso, precisó que debe invertir aproximadamente mil pesos para la generación de flores en 200 metros cuadrados, de los cuales obtiene un estimado de 80 rollos. Cada uno de estos se vende a un costo de 60 o 70 pesos, según el tamaño de la flor.
“Empezamos a sembrar porque mi abuelita y mi mamá sembraban sus propias flores para sus muertos, entonces se quedó la tradición y ahora siembro un poco para vender (...) es aproximadamente una semana de venta, lo que cuesta más de todo esto es el trasplante porque hay que arar la tierra para que esté suave”, abundó.
Sin embargo, en la actualidad ya abundan las flores de cempasúchil producidas en invernaderos, lo cual aunque sí ofrece una flor colorida y estéticamente bella, no se apega por completo a nuestras tradiciones ya que se utiliza una semilla manipulada en laboratorios y a la cual cataloga como “cempasúchil híbrido”.
“La gente prefiere comprar la maceta a comprar un rollo, pero esa semilla es mejorada en laboratorios y eso a la larga provocará que se pierda la semilla nativa, la que reutilizamos de las flores de nuestro altar para darle a nuestros muertos el año que entra. Se ven bonitos, pero al final de cuentas es una flor más artificial”, contó al respecto.