Derivado de la migración indígena hacia Estados Unidos, la organización comunal se ha flexibilizado dando paso a una mayor participación de mujeres, pero también el sentido de la ciudadanía comunitaria se ha perdido, porque los migrantes no vuelven.
Esto fue parte del conversatorio “La Migración Internacional en el Estado de Hidalgo y su impacto en la organización comunal”, organizado por el Instituto Estatal Electoral de Hidalgo (IEEH), con la participación de la coordinadora del Doctorado en Estudios de Población María Félix Quezada Ramírez y de la profesora investigadora del Área Académica de Sociología y Demografía, Dalia Cortés Rivera, ambas de la Universidad Autónoma del Estado de Hidalgo (UAEH).
Mencionaron que de los años 1990 al 2000 hubo un mayor flujo de migración hidalguense, principalmente de Valle del Mezquital y repitiéndose en el 2010, siendo el 80 por ciento hombres, solteros y edad laboral, que con el paso del tiempo fue más difícil el regreso de los migrantes a sus lugares de origen.
En la década de los noventa volvían y se reinsertaban a sus comunidades para cumplir con sus familias y con las formas de organización, pero en 2011 cuando fue el ataque de las Torres Gemelas, fue casi imposible regresar.
Este evento transformó la organización dentro de las comunidades indígenas, siendo las mujeres las que han tomado papel relevante ante la ausencia de hombres migrantes, quienes en muchos de los casos han pagado con las remesas a otras personas para cumplir con su obligación comunal. Esta es una de las flexibilidades para que la organización siga funcionando.