Recuerdan con homenaje a Dolores Soto, muralista de la revolución 

La artista fue la primera mujer en graduarse de la carrera de Artes Plásticas 

Alejandra Soto

  · viernes 7 de octubre de 2022

Las copias de los nueve cuadros expuestos en la galería, fueron donados al municipio de Tulancingo / Alejandra Soto 

Dolores Soto Madariaga fue una ilustre tulancinguense, muralista y paisajista de la época de la Revolución Mexicana, se convirtió en la primera mujer en graduarse de una escuela de artes y abrió camino al resto de contemporáneas de su época. Ayer, su bisnieto Saul Uribe Barroso le realizó un homenaje en el lugar que la vio nacer.

En entrevista para El Sol de Tulancingo, Saul Uribe, explicó que ella nació en la ciudad de los satélites, en el mes de abril, pero no saben exactamente si en el año de 1868 o 1869.

“Ella de muy joven se va a la Ciudad de México a estudiar en la carrera de Artes Plásticas, en la academia San Carlos, y fue la primera mujer en hacerlo; uno de sus cuadros más famosos es el “Río de Tulancingo; ella estudió con grandes maestros como Gedovius, José María Velasco y este la nombra como su alumna predilecta”, explicó.

Aseguró que, al ser la alumna predilecta de José María, fue severamente criticada, pues decían que esta no contaba con estilo propio y pintaba de la misma manera que su mentor, incluso hay algunas obras que se le acreditan a Velasco, pero en realidad las pintó Dolores Soto.

“De hecho hay un libro de Octavio Paz y critica a mi bisabuela porque dice que es demasiado igual a José María Velasco, porque no creó un estilo propio; pero no es verdad, ella tiene un estilo inigualable. Hay un cuadro que es un paisaje, que es la portada de un libro que escribió José Pérez Salazar, todo mundo piensa que este cuadro es original de José María Velasco, pero el autor dice que lo pintó mi bisabuela, no José María”, argumentó.

La técnica que usaba su parienta para sus obras de arte, consistía en una técnica al óleo y pintaba en lienzo y en una especie de cartón, este último, al principio de su carrera, explicó.

Dejando a un lado a la muralista, dijo que Dolores Soto como mujer y esposa tuvo una vida muy trágica, pues después de casarse, tuvo cinco hijos; tres fallecieron, primero una bebé de seis meses, después un menor de siete años y por último un joven de 27 años que murió de cáncer. “Este dolor fue parte fundamental para que desarrollara su profesión de muralista”.

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Concluyó recordando una frase que su bisabuela escribió entre sus apuntes y comprueba lo anterior: “Y no hubo nada de gloria artística; mi gloria fueron mis hijos”.