Como cada primero de mayo, la iglesia católica conmemoró a San José Obrero, patrono de los trabajadores; fue esposo de María y padre putativo de Jesús, por lo que con su trabajo de carpintero cubrió las necesidades de la denominada Sagrada Familia.
Esta celebración tiene lugar desde 1955 cuando el Papa Pío XII quiso darle una connotación especial al Día Internacional del Trabajo; el nombre de San José está presente en varios pasajes de la Biblia, en donde se menciona que era artesano, obrero o carpintero, oficio con el que es mayormente relacionado debido a que algunos evangelistas como Mateo y Marcos corroboran en sus textos que Jesús era ‘El hijo del carpintero’.
En ese sentido, la iglesia católica recordó a los feligreses los valores que se deben tomar en cuenta para ser semejantes a San José; con humildad aceptó la responsabilidad que se puso en sus hombros; con dedicación amó a Jesús como su propio hijo; con fidelidad dedicó parte de su vida a la Sagrada Familia y demostró su fe al tener entera confianza en los designios de Dios.
Por su parte, la revista Desde la Fe, difundió que este santo siempre estuvo dispuesto a responder a los deseos de Dios y a dejarse guiar por él y que pasó a lado de Jesús y María alrededor de 30 años, tiempo en el que cuidó de ellos, les proveyó de todo sustento y en que enseñó a Jesús el oficio de la carpintería.
En algunos recintos de la capital hidalguense se llevaron a cabo distintas homilías para su celebración, como en la capilla de San José Obrero en el Barrio Patoni, cuyos fervientes se congregaron a las 6 y 19 horas del lunes.