En vísperas del Día de Muertos se presentó un altar tradicional del Altiplanicie Pulquera Hidalguense que contiene elementos como el tradicional pulque y los “burritos”, dulces de piloncillo.
Sigue nuestro canal de WhatsApp
Conforme al relato de la maestra en Patrimonio Cultural, Stephany Espinosa con base a la información de Alejandra Espinosa, el altar también evoca la actividad agrícola y la de muertos refleja la conexión profunda entre los habitantes, tierra que los sustenta y que fue presentada a alumnos de la primaria Vicente Guerrero.
El altar se pone en la sala o la cocina y consiste en una mesa, cubierta por un mantel blanco, mientras que la pared se adorna con papel picado. También se acompaña de una imagen religiosa, generalmente el Sagrado corazón o la Virgen de Guadalupe y fotografías de los difuntos a recordar.
El montaje se hace por porciones para cada difunto, cada una consiste en cajetes con los alimentos de la región que les gustaba en vida, pan y una variedad de frutas. Asimismo, son colocados diversos objetos personales como el sombrero, mandil, herramientas del campo.
Frente al altar son colocadas un conjunto de velas de cebo en el lomo de una penca de maguey, una cruz de cal y un sahumerio con copal, aunque en algunas ocasiones este última era sustituido por plantas como romero, ruda y pericón para quemarlas y con ello hacer humo aromático.
En el Altiplano la festividad comienza el día 31 de octubre, ya que, de acuerdo con la creencia popular, es cuando arriban las almas de los niños, a partir de las 12:00 del día, por lo que, en la ofrenda abundan los dulces de camote, calabaza y los "burritos", una golosina a base maíz negro tostado y molido, piloncillo y agua. El 1 de noviembre es el día de los "Fieles difuntos", se acude al panteón, las tumbas se adornan con muchas flores, pero no se les lleva ofrenda del altar a los difuntos.