El cariño y devoción por Nuestra Señora de los Ángeles -o de los Angelitos, como es llamada con cariño-, es tal que, desde hace el año 1770 comenzó a celebrarse y honrársele en Tulancingo, con una feria en su honor, cada dos de agosto.
De acuerdo a lo narrado por, seminarista de la arquidiócesis de Tulancingo, Gandhi Maqueda, hay documentos que constatan que la imagen que se venera en el municipio, fue pintada por las manos de un actopequense, que junto con su familia, huyó en el año 1737 de la epidemia de la Matlázahuatl, como era conocida anteriormente la fiebre de la tifoidea, que azotaba el Valle del Mezquital, y se establecieron en el municipio, específicamente, en el cerro del Tezontle.
De acuerdo a los documentos históricos que consultó el seminarista, investigación realizada por Canuto Anaya, sacerdote de la arquidiócesis de los siglos XIX/XX, el actopequense recién llegado al municipio, era aficionado a la pintura, y plasmó en un lienzo, la imagen de Nuestra Señora de los Ángeles, misma que comenzó a ser venerada por los vecinos del lugar.
Una vez que el autor de la pintura falleció, se atribuyó la imagen a un Otomí anónimo, pero la sociedad la adoptó como santo del lugar. Por lo que, en el lugar donde quedó pintada la virgen, los fieles creyentes, comenzaron a utilizarlos como centro de rezos y de ofrendas para la virgen y propagar su culto.
El 18 de abril de 1767, el Altísimo Metropolitano o como ahora es conocido el arzobispo de México, decretó una licencia para que se celebrará por primera vez en el lugar, una misa en honor a la imagen. Para el año de 1770, designan un sacerdote para el lugar y estuviera atendiendo a los fieles creyentes que día a día acudían a demostrar su culto a la imagen, así como atender a las romerías de peregrinos de distintos municipios del estado y estados vecinos.
Fue así como se tiene el registro que, en el año 1770, se realizó por primera vez, una feria en honor de Nuestra Señora de los Ángeles. A raíz de esta celebración, comenzó a nombrársele como La Virgen de los Angelitos, y el lugar donde estaba, comenzó a modificarse para hacerse más grande y albergar a los peregrinos.
Para el año 1862, fue nombrada como Santa Patrono del municipio, a petición del entonces Papa Pio IX, por lo que, para el 3 de mayo de 1878, se colocó la primera piedra de lo que hoy conocemos como Iglesia de Nuestra Señora de los Ángeles, a cargo del ingeniero, José Serrano.
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El seminarista de Tulancingo, relató que también existe otra versión del posible autor de la obra, podría tratarse de un pintor italiano, que en agradecimiento de una familia tulancinguense ubicada en el cerro del Tezontle le dio albergue, decidió pintarles a la santísima virgen en un lienzo.
En 1962, se cumplieron 100 años de haberse promulgado la diócesis de Tulancingo, por lo que la Santa Patrona fue coronada, con una corona que mandó el entonces papa Juan XXIII.