TLANALAPA, Hgo.- Según la memoria colectiva, hace aproximadamente 90 años, se realizó por primera vez de manera masiva en este municipio, el acto de arrullar al Niño Dios, desde entonces, la figura de tamaño semejante al de un bebé real, elaborado de un material muy parecido al alabastro es adorada y llevada al templo de San Francisco de Asís.
Teresa Juárez, tiene 80 años y desde hace 55 su familia y particularmente ella desde hace 43 es la madrina del Niño Dios; una pieza que fue adquirida en 1930, en un convento del Estado de México y que desde entonces es empleada para llevar a cabo los actos religiosos con motivo de la Nochebuena y Navidad.
Lilián Martínez Roldan y Michel Hernández García, integrantes de la agrupación Cabañas Navideñas, a través de la que realizan una serie de representaciones que se llevan a cabo de manera conjunta durante la peregrinación al Niño Dios, indicaron que este acto fue una herencia que los padres de la señora Teresa Juárez le dejaron.
Refirieron que junto con su familia anualmente decoran la iglesia y elaboran alrededor de cuatro mil aguinaldos tradicionales con elementos como: tejocotes, cacahuates, galletas en forma de animalitos y colaciones para compartir con los peregrinos.
Explicaron que este año pese a la lluvia y el fuerte frío los feligreses salieron a las calles para realizar este recorrido de fe, aproximadamente 500 a pie y se sumó una caravana de alrededor de 300 autos muchos de ellos llenos de quienes comparten la fe.
Señalaron que, como año con año, vecinos de este municipio se fueron sumando a este acto religioso y desde hace aproximadamente 20 años las familias Tlanalapenses adquirieron con mayor fervor esta tradición al peregrinar con sus propias esculturas por las principales calles del municipio iniciando en la calle Francisco Juárez.
Destacaron que, al pasar de las décadas la música de banda, pirotecnia y luces de bengala se han ido sumando a esta multitudinaria peregrinación que inicia a las afueras del domicilio de Teresa Juárez, a la altura de los frontones, un recorrido que dura alrededor de dos horas.
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Por último, afirmaron que este acto se hizo tradición a fin de unir a las familias y que los más jóvenes no cayeran en los vicios, además de que, a lo largo de los años, quienes acompañan al niño en la peregrinación, han sido partícipes de diversos milagros.