El problema del acoso escolar se agudizó con el regreso a las clases presenciales, pues con la pandemia de Covid-19 los estudiantes no habían convivido directamente entre sí, por lo que los casos de acoso escolar se profundizaron y se requiere de la participación activa de docentes y padres de familia, dijo el investigador de la Universidad Pedagógica Nacional (UPN), Raymundo González Negrete.
El especialista en Ciencias de la Educación explicó que el fenómeno del bullying se debe a varias causas asociadas al bajo autoestima que tienen las personas que son acosadas, debido a la falta de reforzamiento de las características de cada una de las personas, por lo que sostuvo que se necesitan modelos integradores de política pública para detectar y prevenir oportunamente el acoso escolar.
De acuerdo con el también integrante del Sistema Nacional de Investigadores (SNI), el acoso escolar puede presentarse en diferentes formas y fases, pues puede ser de forma verbal, psicológica, física, sexual o digital, no obstante, algunas de estas expresiones fueron suspendidas a partir del inicio de la pandemia y con el retorno a clases presenciales también se reactivaron estas modalidades.
Agregó que ante los casos de agresión escolar que suceden en los planteles educativos, los profesores y los padres de familia tienen un papel fundamental de acompañamiento para observar actitudes distintas entre los alumnos promoviendo la confianza que puede ser relevante para que una persona se atreva a reconocer públicamente sobre el acoso que recibe.
De la misma manera, hay desconocimiento de los agresores sobre los efectos que pueden producir las prácticas de acoso escolar, ya que regularmente se consideran como aspectos de socialización que socavan la integridad y autoestima de las personas, lo que a su vez puede provocar efectos letales como suicidios.