Monserrat Carrillo es una joven maestra que imparte clases en primer grado de la Secundaria Técnica Número 49. Tiene todo el ímpetu de enseñar a las niñas y niños, sin embargo, no es fácil, ya que diario se requiere de dosis de paciencia y amor.
Tiene tres años en aula y para ella todos sus alumnos son buenos, aunque de repente están “desatados”, por lo que debe imponerse con disciplina pero también con cariño. Ellos lo entienden bien cuando las formas son las correctas.
Monserrat es una de las 7 mil maestras que acudió al festejo del Día del Docente, en conocido salón de Pachuca, disfrutando de un delicioso desayuno junto con sus compañeras de trabajo, en espera de divertirse con el famoso grupo Matute, conocido por el repertorio de las canciones de los años noventa.
La entrevistada, quien enseña en el plantel ubicado en la colonia Chacón, municipio de Mineral de la Reforma, siempre quiso ser maestra por inspiración de sus tías, quienes le inculcaron la noble profesión de la enseñanza y que es una de las más respetadas en la sociedad.
De sus compañeros, refirió que todos son buenos, siempre y cuando haya las posibilidades de crecer en el ámbito profesional.
Mientras tanto quiere seguir aprendiendo, pues diariamente son experiencias nuevas, en ocasiones gratificantes y otras no tanto, pero todo sirve para ser mejor persona y maestra.
Está convencida que padres de familia y docentes pueden hacer buen equipo de trabajo para educar a las niñas y niños, sobre todo en educación básica que es el pilar para los otros niveles, por lo que debe llevarse buenos pilares para sostenerse y no caer.