Creados con una caja de madera con manivela y puntillas de bronce, los organillos, pero también los organilleros, como se les conoce a quienes llevan consigo a este mecanismo de sonido, sobreviven al paso del tiempo, amenizando a cambio de algunas monedas las calles públicas y plazas con su sonido tan particular.
Luis Barrera y José Soto, quienes se dedican a este oficio desde hace cerca de una década indicaron que su incursión en este oficio fue gracias a sus familiares quienes, de generación en generación han llevado estos peculiares instrumentos a diferentes ciudades de la república, y desde hace aproximadamente cinco años en Pachuca.
Los organilleros, indicaron que este instrumento se hizo popular en México a finales del siglo 19, durante el Porfiriato, cuando colonias alemanas se instalaron en la capital del país, entre estos los dueños de la Casa Wagner y Levien, quienes los trajeron como parte de sus pertenencias.
Señalaron que, aunque la mayoría de los instrumentos se distribuyeron en la Ciudad de México y algunos en estados circunvecinos, una de las distribuciones más significativas ocurrió en Guanajuato, donde Pomposo Gaona, quien es conocido como padre de la sinfónica de ese estado, compró más de 200 de estos instrumentos, contribuyendo así a darle una identidad al país.
Con esta adquisición, dijeron, los organillos comenzaron a reproducir música tradicional mexicana como: En Tu Día, Rancho Alegre, Dos Hojas Sin Rumbo o El Danubio Azul.
Sin embargo, los pachuqueños prefieren temas como Alejandra, que tiene una duración de alrededor de dos minutos una melodía que está grabada al igual que el resto alrededor de mil 200 puntillas y un cilindro puede tocar hasta ocho melodías, por lo que cuenta con cerca de diez mil puntillas.
Destacaron que en su saber los organillos que existen en Hidalgo, en su totalidad vienen del Estado y Ciudad de México, y la mayoría son rentados, ya que por su escasa venta y costo es difícil adquirirlos para las familias que encontraron este instrumento un oficio y una forma de vida.
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Añadieron que cada día laboran por hasta ocho horas desplazando este equipo de sesenta kilos de peso, y que, aunque a raíz de la pandemia los apoyos que brinda la ciudadanía se han visto reducidos, en las calles, tan pronto se empiezan a escuchar los primeros acordes, los rostros de paseantes y transeúntes se iluminan para después brindarles algunas monedas.
Respecto a los uniformes, dijeron que estos tienen un parecido a los que usó el ejército de Pancho Villa, ya que, durante esa época los organilleros acompañaban a estos grupos armados para animarlos durante la batalla.