Derivado del fenómeno de emigración que se da en la megalópolis del centro del país, donde más de 75 por ciento de la población económicamente activa vive en zonas metropolitanas, no escapa la zona de Pachuca, la cual prácticamente ya se encuentra fusionada con la de Tizayuca.
El fenómeno de crecimiento metropolitano, expresó el subsecretario de Ordenamiento Territorial de Hidalgo, Marco Antonio Vera Flóres, se empezó a dar desde los años 50, de forma desordenada, repercutiendo en una expansión territorial de varios municipios de Hidalgo.
Lo anterior, dijo, originó no solo el crecimiento de fraccionamientos al sur de la capital hidalguense, sino también de municipios vecinos, facilitando la llegada de habitantes de estados colindantes.
Sobre las cifras que se tienen de la llegada de familias a las zonas metropolitanas de Pachuca y Tizayuca, refiere, no son exactas, debido a que el último censo que se tiene es de 2010, donde en los siete municipios que conforman la zona metropolitana de Pachuca se contabilizaban 512,196 habitantes.
Esta cifra se calcula ya fue rebasaba en 2018 tan solo con habitantes de los municipios de Pachuca y Mineral de la Reforma, pues en cada uno de estos se calcula de alrededor de 300 mil.
Según información oficial recababa por este medio de comunicación, los fraccionamientos que se han edificado en las últimas dos décadas en la zona metropolitana de Pachuca son de alrededor de 500.
Se encuentran principalmente en Pachuca y Mineral de la Reforma, siendo este último el que mayor concentración tiene, con 172 fraccionamientos, de los cuales, 156 cuentan con autorización para esta actividad, y los fraccionamientos Rinconadas de los Ángeles y Paseos de Chavarría, funcionan como “dormitorio”. En el caso de Pachuca, el número de fraccionamientos se reduce casi a la mitad.
Marco Antonio Vera resalta la importancia del trabajo en conjunto con fraccionadores a fin de evitar que se sigan realizando desarrollos como comúnmente se hacen, sino ahora de forma vertical.
“No se trata de detener el desarrollo, sino de hacerlo de mejor forma, con mejores condiciones de servicios y sustentables, mitigándose los riesgos y con viabilidad urbana, dosificándose los vacíos urbanos”, contestó. Lo anterior, expresó, permitirá mitigar asentamientos irregulares y mejorar el tema de dotación de servicios, así como un equilibrio con los terrenos de cultivo, impactando directamente en las recargas de los mantos acuíferos.