TULA DE ALLENDE, HGO.-Es muy dolorosa y aterradora la violencia que sufre una mujer y hay momentos que no encuentras la salida y aguantas el miedo para que no te vayan a matar.
Por lo regular, una mujer violentada es rechazada y señalada por la sociedad y no tiene donde correr y yo fui una de esas mujeres violentadas, ya que sufrí violencia física, psicológica, emocional y económica de parte de mi ex pareja.
Así lo expresó, ayer, Cristina, quien vivió este martirio en carne propia durante siete años de su vida, por lo que ahora ayuda y motiva a mujeres que viven están situación en Tula.
La entrevistada mencionó que por la amarga odisea que vivió, estuvo en un refugio para mujeres que sufren violencia de cualquier tipo en la Ciudad de México, durante varios meses.
“Allí me encontré a otras mujeres víctimas de esta situación y durante el proceso de rehabilitación nos ofrecían atención médica, psicológica, psiquiátrica y jurídica, además que nos daban lo necesario para vivir. En ese sitio me sentía protegida y segura” señaló la joven mujer.
Recordó que decidió salirse de su casa cuando las agresiones fueron más fuertes hacia su persona y se llevó a sus tres hijos.
Al regresar a esta ciudad tiempo después, dijo, llegó con más seguridad y confianza, además de sentirse empoderada.
Cristina precisó que ahora apoya a mujeres violentadas a fin de que no sufran lo que ella paso.
“Si alguna mujer ve que no funciona la relación con su pareja en su hogar puede acudir a instancias gubernamentales, ya que la violencia se convierte en un vicio social y no es tan fácil salir de ella. También cuando una mujer se deja violentar es por falta de amor propio” aseguró la informante.
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Por último, citó que luego de ocho años de estar separada puede reconocer que es una mujer empoderada, trabajadora y que puede alentar a más mujeres violentadas a que transformen sus vidas.