Con motivo de la conmemoración del Día Mundial de la Población que se celebra el 11 de julio, Verónica Montes de Oca Zavala, del Instituto de Investigaciones Sociales (IIS), señala que por la heterogeneidad y complejidad de los grupos humanos se debe hablar de poblaciones, y en este día “debemos reflexionar sobre las necesidades específicas y los derechos humanos de cada una de ellas.
En el caso de México, conocer más sobre algunas, como la indígena, la afrodescendiente o la LGBT, es muy importante”. En nuestro país, explica la investigadora titular del IIS, las proyecciones de crecimiento de la población se modificaron.
“Se incrementa el número de personas adultas y adultas mayores; la tendencia es hacia el envejecimiento, fenómeno que se muestra también en el descenso de las tasas de fecundidad, aunque no es homogéneo en el país”, dijo al citar que hay entidades que tienen una natalidad alta, como Chiapas, y otras que crecen porque tienen más inmigración, como Quintana Roo; otras registran una tasa de crecimiento menor, como la Ciudad de México.
La disminución de la fecundidad, expone Montes de Oca Zavala, se debe a varios factores: mayor nivel educativo, así como el costo económico y oportunidades de procrear. Aunque al mismo tiempo se presenta un serio problema de embarazo adolescente, en general las mujeres postergan cada vez más el nacimiento de su primer hijo y hay parejas que lo tienen a los 40 años.
Además, el intervalo entre sus descendientes se amplía en ocasiones hasta 10 o más años. Reconoce que a raíz de la pandemia se registran embarazos no planeados, de los cuales apenas se elaboran estimaciones. Podría evidenciarse un “baby-covid-boomer”; es decir, un pico en la natalidad como el que se dio después de la segunda guerra mundial.