Los prismas basálticos son tan bellos como excepcionales. Existen solo tres lugares en el mundo: México, Hawái e Irlanda. En nuestro país se ubican en el pueblo mágico de Huasca de Ocampo y, por ser casi únicos, son uno de los principales atractivos turísticos en el estado de Hidalgo.
El presidente del Comité Administrativo del Centro Turístico Los Prismas Basálticos, Santiago Moncayo Morales, dijo que en 1970 una cervecera buscaba bellezas naturales en el país para promocionarse en comerciales del cine y la televisión y así llegaron a Los Prismas.
A partir de ello comenzaron las visitas y por iniciativa del ejidatario empezaron a limpiar y escombrar el geositio para realzar Los Prismas. En poco tiempo se pidió autorización de la autoridad agraria y a la asamblea ejidal para que se empezara a hacer el cobro de visita, a partir de 1975.
El fundador como tal fue Paz Moncayo, en ese entonces comisariado del Ejido Santa María Regla y en esta calidad invitó a los ejidatarios a organizarse para impulsarlo. Actualmente son 19 familias ejidatarias las que intervienen en la organización del centro turístico con apoyo del Gobierno del Estado de Hidalgo, a través de la Secretaría de Turismo.
El geositio único a nivel Latinoamérica y por ello provienen turistas de China, Canadá, Estados Unidos, quienes quedan maravillados de estas formas rocosas, de las cuales cae agua que la hace más espectaculares. Esta proviene de la parte superior de cuerpos de líquido y de la presa San Antonio.
Sin embargo, antes de masificarse como atracción, 200 años atrás ya era visitado por estudiosos. El más relevante ocurrió en 1803 por el investigador de la naturaleza y las sociedades de la época, el prusiano Alexander Von Humboldt. En su libro “Vistas de las cordilleras y monumentos de los pueblos indígenas de América”, en 1810 dedicó un capítulo titulado Rocas basálticas y Cascada de Regla.
En su historia Los Prismas se formaron por un flujo de lava a más de mil grados centígrados conocido como vulcanismo efusivo ocurrido hace 2.58 millones de años, en la época Plioceno-Pleistoceno. Su peculiar geometría es producto del enfriamiento de la lava al entrar en contacto con un cuerpo de agua, se cree que pudiera ser un pantano o un lago antiguo.
Algunas de las columnas alcanzan hasta 40 metros de altura. El prisma puede tener cinco o seis caras, aunque varía en función del número de fracturas formadas durante el enfriamiento. Su coloración oscura es por la composición química de magnesio, hierro y calcio. Los minerales que la componen son olivinos, plagioclasas, piroxeno y óxidos de hierro.