Pachuca está llena de historias extraordinarias que narran parte de la vida de sus habitantes o de la creación de sus espacios, algunas de ellas son fantásticas, como lo es la de la Bella Airosa, una joven mujer que inspiró la creación de la ‘Victoria del Viento’, una escultura de 19 metros de altura y cinco toneladas de peso.
Recuperada de la escritora María Yanin Salazar, esta leyenda cuenta que a pocos años de la colonización, una mujer, de identidad desconocida, vivía en la ladera del cerro de San Cristóbal; se dice que era de buen corazón, de gran bondad y que sufría la pobreza de su pueblo, el cual, antes de la llegada de los españoles, gozaba de riqueza, por lo que desconsolada, lloraba todas las noches.
En su soledad, con la mirada hacía la ciudad, era acariciada con suaves ráfagas por el viento, quien cada día la veía penar y que poco a poco se fue enamorando de ella al grado de un día solicitarle a la luna que cuidara de ella, debido a que en una ocasión, la tristeza y el llanto la hicieron quedarse dormida en la cima del cerro.
La luna le preguntó cuál era el motivo de tanta angustia a lo que la mujer explicó sollozando que era debido a que su pueblo estaba hundido en la miseria, mientras ellas platicaban, intervino la tierra, quién le propuso sacrificarse y entregarse al suelo para que éste fuera fructífero; se dice que desde ese instante, surgieron en la ciudad las vetas o filones de plata, por lo que los mineros volvieron al trabajo y la pobreza nunca más caracterizó a la ciudad.
Desde entonces, el viento viaja todo el día y la noche buscando a su amada, va de un lado a otro con la intención de protegerla, mientras que las riquezas y el trabajo siempre han estado presentes en la denominada Bella Airosa a lo largo de los años, por lo que de acuerdo al Museo Virtual de Pachuca (Muvipa), esta historia inspiró a la creación de uno de los monumentos más importantes en la ciudad.
La Victoria del Viento en Pachuca
La Victoria del Viento es esa escultura, representada con una mujer que sostiene una antorcha con su mano derecha, la cual fue inaugurada el 23 de septiembre del 2010 en conmemoración al Bicentenario de la Independencia de México, por lo que desde entonces, sus 19 metros de altura y sus cinco toneladas de altura, lucen radiantes en la Plaza que lleva su nombre, en donde también se erigen esfinges de personajes claves en el hecho histórico como Miguel Hidalgo, José María Morelos, Ignacio López Rayón y Andrés Quintana Roo.