En pleno corazón del barrio El Atorón, en Pachuca, se encuentra una casona que ha despertado la curiosidad y el temor de generaciones enteras pues desde sus inicios, su impresionante arquitectura ha llamado la atención de todos los habitantes.
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Fue construida principalmente de tabique rojo y con una fachada de aspecto franciscano que resuena con la historia minera de la zona. Sin embargo, esta propiedad se ha vuelto tema de conversación recientemente debido a que el pasado 27 de septiembre, una de las bardas de la casa se desplomó quedando en escombros y haciendo notar el abandono de este sitio.
En su momento, fue parte de un convento y posteriormente también fue el Hospital San Juan de Dios; sin embargo, existe una leyenda que se remonta a unos años antes. ¿La conoces?
Leyenda de la Casa del Vampiro
Cuenta la leyenda que en 1775, un hombre comenzó a habitarla, a simple vista, no había nada particularmente tan extraño en él aunque lo describen como una persona de estatura mediana, nariz puntiaguda, siempre cubierto por una capa negra y con un rostro pálido que contrastaba con su entorno, además, los vecinos se quejaban de que había algo inquietante en su presencia, algo que causaba incomodidad a todos.
Este hombre, cuya identidad nunca fue completamente conocida, llevaba una vida extraña, pues no hablaba con nadie, apenas salía de su casa durante el día y solo era visto de noche.
No obstante, se dice que en punto de las 23:00 horas se le veía con regularidad parado frente a la puerta de su hogar, inmóvil bajo la capa negra que le cubría por completo. En otras ocasiones, caminaba lentamente alrededor de la casa, como si estuviera vigilando o esperando algo.
Sus vecinos, al no comprender su comportamiento, empezaron a susurrar teorías, pues algunos creían que era un hombre poseído, otros pensaban que simplemente era alguien reservado, pero el rumor que más fuerza tomó fue que el extraño era, en realidad, un vampiro.
Los primeros signos de algo más oscuro surgieron cuando, cada mañana, empezaron a aparecer animales muertos en las cercanías de la casa principalmente perros y gatos, que eran encontrados sin señal o marca alguna de qué cosa los había matado o cuál era su motivo de muerte.
El miedo empezó a expandirse entre los habitantes del barrio, quienes evitaban pasar cerca de la casa por las noches y las supersticiones tomaron mucha fuerza, por lo que el hombre pálido y silencioso comenzó a ser visto como algo más siniestro: una criatura que no pertenecía a este mundo.
Aunque algunos aseguran que el hombre era simplemente un estudiante de medicina, su desaparición repentina solo añadió más misterio a la leyenda, pues un día, sin previo aviso, lo dejaron de ver.
Su casa quedó abandonada y con el paso de los años, se deterioró hasta convertirse en lo que ahora es.
La Casa del Vampiro en la actualidad
Los actuales vecinos del barrio El Atorón afirman que aunque la casa está en desuso, no está vacía. Quienes pasan por la calle San Martín después del anochecer aseguran que han visto sombras moviéndose entre las ruinas o algunos afirman que incluso han sentido una presencia extraña, similar a como si alguien los observara desde las ventanas destrozadas o desde el umbral de la puerta. La sensación de ser vigilado es tan fuerte que en muchos casos, evitan caminar por esa calle, especialmente cuando cae la noche.
Y es que aunque el hombre de piel pálida y nariz afilada haya desaparecido hace casi medio siglo, su sombra parece seguir rondando por las calles de Pachuca. ¿Era realmente un vampiro o solo un hombre incomprendido? Eso seguirá siendo un misterio que solo los más valientes para acercarse a la casona podrán descubrir.