“Por mis abuelitos y por la sociedad” son las respuestas que dan los hermanos Santiago Uriel y Gabriel, tras ser cuestionados sobre el motivo que los llevó a vacunarse.
En la fila de vacunación, Santiago con sus dos manos envolvía la mano de Gabriel y le daba ánimos “no pasa nada”, “tranquilo”, ello para calmarlo y disminuir los nervios que lo traicionaron minutos antes de recibir la vacuna, y que lo mantenían inquieto en la silla de espera.
Una vez vacunados, ambos compartieron que decidieron acudir a la inmunización en primer lugar porque “estamos en medio de una pandemia y no me quiero morir”, respondió Gabriel, pero en tono más formal comenta que en realidad es por sus abuelitos, con quienes conviven diariamente porque viven en la misma casa y no quisieran contagiarlos y perderlos.
“Vivo con mis abuelitos y necesito poder hacer mis actividades y saber que si me enfermo, no me voy a enfermar tan feo y así, saber que si los llego a contagiar ellos, que también están vacunados, no les va a pasar nada”, expresa.
Santiago menciona que además sus abuelitos son parte del sector más vulnerable, no solo por la edad, sino porque además tienen padecimiento extra, “los dos tienen diabetes, entonces su defensas no están tan bien como podrían estar”.
Con la vacuna sienten mayor protección y seguridad para su familia. “Entre mejor estemos protegidos todos en la casa, está mucho mejor”.