“El hecho de tener hijas o hijos es un factor de sujeción a la situación de violencia, los hijos se convierten en un elemento de chantaje”, refirió María Concepción Hernández Aragón, titular del Instituto Hidalguense de las Mujeres (IHM).
Explicó que el generador de violencia condiciona la aportación económica para que no se vayan y abandonen el contexto en el que están.
En lo que va de 2019, se han atendido 6 mil 449 casos de mujeres, mientras que en 2018, el IHM atendió alrededor de 27 mil mujeres en los módulos y centros, en donde la violencia más frecuente es la de carácter psicológico, que implica desvalorización, discriminación, insultos, amenazas.
En segundo lugar, las situaciones relacionadas con violencia económica (patrimonial).y tercero, situaciones de violencia física, y en último de los casos cuestiones de naturaleza sexual.
La edad en la que las mujeres viven mayor violencia es entre los 20 y 40 años, que coincide con la edad en la que se relacionan en pareja, en la que están formando una familia, y la edad reproductiva.
De los 27 mil casos atendidos, cerca del 98 por ciento son madres, con un promedio de dos hijos; y de ellos, cerca del 10 por ciento se trata de casos de alto riesgo.
Concepción Hernández lamentó que los hombres vean a los hijos como carne de cañón; sin embargo, reconoce que las mujeres están formadas para la responsabilidad del cuidado y formación de hijas e hijos.
“Las mujeres llevan una carga social, familiar, cultural, porque si un hombre violento se va, no pasa de ahí, pero si la mujer violentada decide romper con ese ciclo de violencia, por salvar su vida, y si se ve en la necesidad de dejar a los hijos al cuidado del padre, socialmente va a recibir el castigo y el cuestionamiento y una sanción”.