El campo de Hidalgo como el resto del mundo enfrenta la sequía más severa en 1200 años, por lo que se requiere una reconfiguración de los cultivos a pastos forrajeros para adaptarse al cambio climático y se intercambie por granos para consumo humano con estados que los produzcan, donde sí llueva, está medida debe aplicarse en 2024, consideró el investigador y catedrático de la Universidad Politécnica de Francisco I. Madero, Filogonio Jesús Hernández Guzmán, quien acudió al XII Congreso Internacional de Manejo de Pastizales en Durango del 26 al 30 de septiembre.
Los panelistas texanos y de Nuevo México, Estados Unidos, dijeron que a partir del análisis de los hielos “eternos” o glaciares, se determinó que vivimos el año más seco en todo ese periodo y seguirán, de ahí, dijo el investigador, el impacto negativo en los sembradíos de temporal en la entidad (maíz, frijol, garbanzo, haba y lenteja), se afectaron.
Para que el ciclo agrícola del maíz tenga éxito, se requieren más de 500 milímetros de precipitación pluvial, con menos de 350 “difícilmente” se logra y el año pasado se registraron 270, “hoy ni a 170 llega el acumulado”, explicó.
Frente a la falta de granos para las familias que siembran granos y venden su excedente en Hidalgo para los que lo consumen, “no nos morimos de hambre porque se trae importado” de Sudáfrica, Estados Unidos y Argentina, y últimamente Brasil se suma al mercado y podría desplazar al vecino país del norte, indicó.
Las alternativas que propone el también catedrático para 2024, es la siembra de pasto forrajero que requiere 20 milímetros de lluvia acumulada en su ciclo, en zonas donde no llueve ni lloverá como el Valle del Mezquital, de Tulancingo, Llanos de Apan (Altiplano), Sierra Gorda.
Los ganadores y agricultores aprovechen de manera eficiente los suelos, y esto con ayuda del gobierno, “sin gastar dinero”, es hablando con las autoridades ejidales y del campo, para que reconfiguren sembrar pastos forrajeros y hacer el “trueque” por granos.
“Hay suelos desnudos y nadie escucha los gritos del campo”, subrayó.
Se debe invertir en cuerpos de agua que capten el agua de lluvia para aprovecharla en los cultivos; y regresar a sembrar magueyes y nopales, que tampoco requieren mucha agua y mantienen la humedad del suelo, concluyó.
En cada municipio se requiere semilleros sociales de maguey y nopal, para contar con sus propias semillas factibles de sembrar conforme a las características que impuso el cambio climático en esas alcaldías, añadió.