En Hidalgo tres de cada cinco familias que perciben entre un salario mínimo gastan el diez por ciento de sus ingresos económicos mensuales en compra de bebidas azucaradas como refrescos y jugos, pese a que son causantes de problemas de salud, de acuerdo con datos desagregados de consumo del Instituto Mexicano para la Competitividad (IMCO) y del Instituto Nacional de Estadística y Geografía (Inegi).
Una persona que percibe un salario mínimo percibe al mes seis mil 223 pesos al mes, pero destinan cerca de 620 pesos cada mes para el consumo de bebidas azucaradas, principalmente refrescos de cola que son los más costosos, pues en promedio cada botella de dos litros equivale a 33 pesos y se consume diariamente para la comida de cuatro integrantes de una familia.
Aunque se trata de uno de los insumos que más ha elevado sus costos desde que comenzó la pandemia de Covid-19, la mayoría de las familias de escasos recursos económicos optan por comprar este tipo de bebidas para acompañar con la alimentación, según las preferencias de consumo del IMCO.
Al respecto, Daniel Escobar Duarte, investigador asociado del IMCO, explicó que pese a que el gobierno federal determinó aumentar los impuestos a las bebidas azucaradas por su alto contenido calórico, no ha sido un impedimento para que los consumidores habituales disminuyan sus compras, por lo cual pueden reducir las compras de otros alimentos sobre los refrescos.
El economista refirió que las bebidas azucaradas producen una falsa sensación de bienestar entre los consumidores, por lo cual la compra de refrescos bajos en azúcares no ha aumentado de forma significativa, mientras que las compras de aquellas sodas con contenidos calóricos elevados no han disminuido su demanda.
De la misma manera, expresó que los hábitos de consumo de la población mexicana muestran una elevada preferencia por alimentos ricos en grasas saturadas y azúcares de todos tipos, por lo cual México es uno de los países en donde más se compran refrescos proporcionalmente con respecto a cada habitante.
Según los datos del Instituto Nacional de Salud Pública (INSP) conforme ha aumentado el consumo de productos procesados y bebidas azucaradas en los últimos cinco años también ha crecido el porcentaje de la población que padece algún problema crónico degenerativo como diabetes o hipertensión arterial.