Todo lo que hoy conocemos sobre el pasado histórico de Huapalcalco y sus implicaciones en el desarrollo de la cultura mesoamericana se deben al trabajo arduo y pionero de una mujer llamada Florencia, que por si fuera poco, también es la primera mexicana en graduarse como arqueóloga por la Escuela Nacional de Antropología e Historia (ENAH). De nombre de pila Emilia Florencia Jacobs Baquero, ella es quien estudió por vez primera el montículo de Huapalcalco, donde más tarde se descubriría un hacha que da fe de la antigüedad del asentamiento social en el Valle de Tulancingo.
Florencia nació en la Ciudad de México en 1903, ciudad donde se decidió para incursionar en la disciplina antropológica y arqueológica, aunque también emprendió estudios de este tipo en The American Shool of México y en el Principal College de San Luis Missouri en Estados Unidos.Sin embargo, fue hasta volver del país vecino del norte que ingreso a la ENAH, donde logró su especialidad como maestra arqueóloga. Para 1930 contrajo nupcias con Bruno Curt Johannes Muller, de quien tomaría su apellido luego de quedar viuda un año después.
Tras varios años de estudiar otros asentamientos a lo largo del país, tales como el cerro del Venado, Chimalacatlán, Morelos; e incluso la ciudad prehistórica de Teotihuacan, Florencia se mudó a Tulancingo en la década de los 50 para comenzar sus investigaciones sobre Huapalcalco, de las cuales hay evidencia en su informe “Exploración Arqueológica en Huapalcalco, Hgo.”, de 1959. En este texto, ella explicó que para tales trabajos colaboró con Cesar Lizardi durante seis semanas de marzo a mayo de dicho año.
Además de este trabajo, también escribió The Preclassic Ceramic Secuence of Huapalcalco;Tres objetos de piedra de Huapalcalco, Hgo.; Exploraciones arqueológicas en Huapalcalco;Costumbres funerarias del Valle de Tulancingo; Nuevos datos para la prehistoria de Hidalgo; La pirámide VI de Huapalcalco, Hgo. y su intervención para el Congreso de Americanistas XXXIIIII.
Es aquí donde Florencia profundizó y sentó las bases que justifican el pasado milenario de Tulancingo como asentamiento humano. De hecho, ella encontró en Huapalcalco algunos vestigios que proponen que este sitio es incluso más antiguo que Teotihuacan:
“Entre los escombros se encontraron varios fragmentos de pintura al fresco seco; uno de estos muestra un dibujo geométrico de entrelazados entre bandas, codo delineado con finas bandas negras y colores azul, verde, rojo, ocre, rosa pálido, amarillo ocre y negro. Según Agustín Villagra, este tipo de pintura es más antiguo que todo lo que se ha encontrado en Teotihuacán, siendo que su estilo es el típico de las pinturas de esa zona”, señala. Es decir, Huapalcalco podría ser, incluso, un tipo de “antesala” al horizonte teotihuacano que sigue manteniéndose como un misterio en muchos ámbitos.
“Pero esto no es todo, pues hay ciertos elementos decorativos, como el uso de entrelaces que se encuentran en los dos sitios, que nos señalan el fuerte contacto que Huapalcalco y Teotihuacán tuvieron con las culturas de Veracruz, especialmente con la región de El Tajín. Otro rasgo es el hallazgo de yugos 10 y cerámica de El Tajín en Huapalcalco, que indica que estas relaciones persistieron a través del Clásico Superior y el Postclásico, pudiéndose considerar que el horizonte Clásico de Huapalcalco duró desde el siglo II al VIII”, precisa Müller.
Y es que de acuerdo con sus hallazgos así como su extenso conocimiento sobre el arte, cerámica e historia de los asentamientos teotihuacanos, Florencia logró hilar la relevancia del Valle de Tulancingo con la prehistoria mesoamericana e incluso propuso el papel que jugó la región de nuestro valle en años antes de Cristo, explicando cómo Tulancingo fue el origen de cuatro vías comerciales y sociales que se conectaban con otros sitios a lo largo del país:
“Todo esto nos indica que algunos siglos antes de Cristo ya se tenía un complejo social de varios centros urbanos pequeños en el Valle de Tulancingo, como en otros sitios de Mesoamérica, que contaban con el necesario personal administrativo, religioso y militar; con artesanos, mercaderes y agricultores que debían estar bajo el mando de una poderosa organización social y política (...) el Valle de Tulancingo fue una factoría y mercado muy importantes, donde convergían varias rutas del "camino de las conchas", de las que hasta hoy se han encontrado cuatro: uno, Tulancingo, Apam, Teotihuacán, Valle de México; dos, Tulancingo, Huachinango, Tajín, yendo a terminar a Tabasco y Campeche; tres, Tulancingo, Metztitlán, Pánuco, Tampico o la Huasteca; y cuatro, Tulancingo, Pachuca, Tepeji del Río, Tula”
Florencia dejó este mundo en 1985, luego de más de cuatro décadas de investigación arqueológica y de haber marcado la pauta y sentado bases para la historia de nuestra región, que casi 80 años después logran la relevancia al hacerse oficial que Huapalcalco es una Zona de Monumentos Arqueológicos, declarada así el pasado junio de 2023. Ella también escribió una autobiografía, en donde además de contar sus primeros andares por su disciplina profesional, quiso presentarse con su nombre traducido a lengua prehispánica: "Xochitlmetatl", que significa flor de metate.