La presencia del ferrocarril en Hidalgo se origina a partir de la implementación del trazado conocido como Ferrocarril Mexicano, el primero de su tipo en el país. Bajo la administración de Rafael Cravioto, que estaba decidido a construir una línea ferroviaria interna conectada a la que iba de México a Veracruz, se autorizó en 1878 la edificación del tramo Ometusco-Pachuca, según datos de la Secretaría de Cultura de México.
En 1880, esta línea solo abarcaba 17 kilómetros y, debido a la lentitud de los trabajos, el gobierno otorgó la concesión al ingeniero pachuqueño Gabriel Mancera para su conclusión. Los 59 kilómetros que conectaban con el ramal de Pachuca se finalizaron a fines de 1882, enlazándose con la vía México-Veracruz cerca del poblado de Irolo.
Este ramal incorporó a Apan, Pachuca y Tulancingo.
A través de sus rutas, el ferrocarril transportaba diversos productos como algodón, azúcar, frutas, pulque, carbón, ganado, maderas, café y, por supuesto, a los pasajeros.
Las locomotoras Fairlie arrastraban coches de primera, segunda y tercera clase, así como carros para equipaje y correo, junto con carros de carga para leña, ganado, granos y pulque.
En el último cuarto del siglo XIX, la región que engloba Pachuca, Real del Monte y El Chico experimentó una serie de bonanzas que también incentivaron la instalación de ferrocarriles.
La llegada más fácil de maquinaria, alimentos, madera y leña, sal, mercurio y otros materiales esenciales fue fundamental. Además, la disponibilidad de carbón mineral importado facilitó el funcionamiento de las minas, la maquinaria y las fundiciones.
El ferrocarril también proporcionó un medio seguro para transportar barras de plata y oro, eliminando la necesidad de viajes custodiados por jinetes armados, conocidos como conductas, que eran frecuentemente asaltados antes de la existencia del tren como medio de transporte adecuado.
La compañía El Ferrocarril Mexicano, al notar el crecimiento del tráfico, construyó y operó su propio ramal desde la estación Ometusco. El servicio de tren comenzó con el solemne viaje inaugural el 2 de diciembre de 1890, con la presencia del presidente Porfirio Díaz.
Otro empresario destacado de la época en la industria ferroviaria fue Ricardo Honey, quien buscó unir sus ferrerías en varias partes de Hidalgo. Sus negocios más notables estaban en Apulco y La Trinidad, donde se ubicaría la estación Honey.
Este inmigrante inglés obtuvo la concesión del ferrocarril Zimapán-Tampico, que se construyó en pequeños tramos y luego se vendió a la compañía Central.
Esta compañía construyó y operó el tramo directo México-Pachuca, que permitió realizar el recorrido en menos de dos horas en 1903, además de conectar con Tulancingo hasta las mencionadas ferrerías. Posteriormente, obtuvo una concesión de Pachuca a Zimapán y Tampico, que solo se extendió un poco más allá de Ixmiquilpan.
Operaban hasta tres empresas ferroviarias
En resumen, en la estación de Pachuca, llegaron a operar hasta tres compañías diferentes. La intensa actividad minera fue respaldada por tres empresas ferroviarias en Pachuca: el Ferrocarril de Hidalgo y del Noreste, liderado por el Ing. Gabriel Mancera, una figura política distinguida cuya familia era dueña de las principales minas de El Chico; el Ferrocarril El Mexicano; y el Ferrocarril Central, junto con la concesión al señor Honey.