El gusano cogollero es la principal plaga del maíz y el sorgo y es capaz de ocasionar daños en más del cincuenta por ciento de los cultivos, ya sea por las larvas que se alimentan de las hojas o por su comportamiento como trozador e, incluso, como elotero.
Susana Hernández, directora de Desarrollo Agropecuario en el municipio de Almoloya, indicó que, uno de los principales objetivos para el campo es lograr un manejo cien por ciento agroecológico, no solo para promover el crecimiento de los cultivos o para devolver al suelo nutrientes, sino también para el control de plagas.
Sigue nuestro canal de WhatsApp
En este sentido, dijo que, en la búsqueda de mantener las poblaciones de insectos plaga por debajo del nivel económico, respecto al que se considera que 15 de cada cien plantas tienen plaga, se apoya en diversas herramientas como el trampeo, el monitoreo directo, la restauración de la biodiversidad y, en este caso el uso de bioplaguicidas, como una alternativa de bajo impacto ambiental.
Mencionó que una de estas opciones es el uso de feromonas, las cuales, dijo, son específicas como cada tipo de especie que puede amenazar los cultivos y que las hembras secretan para atraer al macho durante el periodo de apareamiento.
“Estas trampas atraen y capturan al macho, ya que simulan el aroma de la hembra, con lo cual se evitan los apareamientos que ocurren de forma natural, lo que disminuye la proliferación de la plaga”.
Indicó que, el uso, así como la entrega de este material a agricultores de localidades como Rancho Nuevo, El Llano, San Isidro Tetlapayac y Ocotepec de Morelos, se realizó a través del Comité de Sanidad Vegetal, un organismo de productores agrícolas, auxiliar de la Secretaría de Agricultura, Ganadería, Desarrollo Rural Pesca y Alimentación, y del Servicio Nacional de Sanidad Inocuidad y Calidad Agroalimentaria, quienes acudieron a este municipio por cuarto año consecutivo.
Señaló que las trampas son muy sencillas de elaborar, ya que se colocan las feromonas, en una bolsa negra plástica, la cual se ancla en un palito de madera, los cuales se colocan, aproximadamente, cada 29 surcos.
Detalló que, a los agricultores de la región se les entregaron estos insumos con base al número de hectáreas con las que cuentan, esto desde una y hasta cinco hectáreas consideradas para el autoconsumo.
Finalmente, refirió que las trampas pueden colocarse inmediatamente después de sembrar o regar.